Conflictos
internos.
En contraposición a la relativa calma exterior de que gozó
el reino durante el último periodo del reinado de Ramiro I, los problemas
internos en el mismo se acentuaron. La problemática ascensión al trono hizo que
las rebeliones de diversos nobles, descontentos con el rey Ramiro I, se
propagasen. La Crónica Albeldense dejó constancia de dos de dichas revueltas.
Una de ellas, del prócer Piniolo, que fue condenado a muerte, junto con sus
siete hijos, por Ramiro I. La segunda rebelión estuvo protagonizada por el
comes palatii Aldroito, quien fue condenado a ser cegado por el rey Ramiro I.
Asimismo, el monarca actuó con severidad contra los
latrones, cuyo número aumentó durante su reinado, que estuvo plagado de
rebeliones internas, y contra los magos, de los que se supone que serían
seguidores de ciertos cultos paganos, todavía muy enraizados en algunas
poblaciones aisladas.
Por todo ello, la Crónica Albeldense definió a Ramiro I de
Asturias como Uirga iustitiae, es decir, Vara de la Justicia.
Nupcias y
descendencia.
Contrajo un primer matrimonio alrededor del año 820 con
Urraca, cuya ascendencia se desconoce aunque su nombre indica que podría ser de
origen vasco-navarro. En un privilegio del 25 de mayo de 834, cuya autenticidad
ha sido cuestionada por diversos historiadores, aunque otros defienden la
misma, el rey Ramiro I de Asturias es mencionado junto con la reina Urraca, y
también son mencionados en el mismo documento el infante Ordoño, hijo de ambos,
y García, hermanastro del monarca. Fruto del primer matrimonio del monarca,
nació:
·
Ordoño I de Asturias (821-866). Rey de Asturias.
Heredó el trono asturiano a la muerte de su padre, afianzándose a partir de
enconces el sistema de sucesión directa dentro de la propia familia real,
aunque no siempre de padres a hijos, hecho que no se generalizó hasta un siglo
después.
Posteriormente, Ramiro I contrajo un segundo matrimonio,
alrededor del año 842, fecha en que falleció el rey Alfonso II el Casto, con
Paterna, quien según diversos autores era de origen castellano. Consta en las
crónicas de la época que cuando falleció Alfonso II, Ramiro, que aún no había
sido proclamado rey, se encontraba en tierras de Castilla, preparando su
segundo matrimonio. Fruto de dichó matrimonio, según diversos autores, aunque
no existe documentación alguna que confirme que los hijos fueran de este
segundo matrimonio:
·
García.
·
Aldonza, quien nació ciega.
Algunos autores señalan que Ramiro y su segunda esposa
fueron padres del conde Rodrigo de Castilla, aunque la filiación de éste último
aún no ha sido confirmada y resulta improbable que un hijo de un matrimonio que
se celebró no antes del año 842, haya repoblado Amaya en 860. El medievalista
Justo Pérez de Urbel señaló que fue nombrado conde de Castilla debido a su
vinculación con la familia real asturiana, y que posiblemente dicha vinculación
existiese a través de la reina Paterna, aunque no necesariamente por ser su
hijo.
También pudo ser el padre de Gatón, conde de Astorga y de El
Bierzo, según consta en Al-Bayan al-Mughrib escrita por Ibn Idhari quien lo
sitúa como hermano del rey Ordoño I de Asturias. Otros autores, sin embargo, lo
suponen hermano de Nuña, por tanto, cuñado de Ordoño.
Muerte y
sepultura.
Ramiro I falleció el día 1 de febrero del año 850, en su
palacio de Santa María del Naranco, ubicado en el monte Naranco, en las
cercanías de la ciudad de Oviedo. Recibió sepultura en el Panteón de Reyes de
la iglesia de Nuestra Señora del Rey Casto, de la ciudad de Oviedo junto con su
segunda esposa, la reina Paterna. Sus restos mortales fueron depositados en un
sepulcro de piedra, desaparecido en la actualidad, que se encontraba situado
junto al que contenía los de Alfonso II el Casto, y en el que fue esculpida la
siguiente inscripción:
OBIIT DIVAE MEMORIAE RANIMIRUS REX DIE KAL. FEBRUARII. ERA
DCCCLXXXVIII. OBTESTOR VOS OMNES QUI HAEC LECTURI ESTIS. UT PRO REQUIE ILLIUS
ORARE NON DESINETIS
La leyenda de la
batalla de Clavijo.
Durante el reinado de Ramiro I, en el año 844, tuvo lugar la
mítica batalla de Clavijo8 aunque es en grandes rasgos, la mitificación de la
batalla de Albelda. En ella, y según refiere la leyenda, las tropas asturianas
derrotaron a las musulmanas, y en el transcurso de la batalla, apareció el
Apóstol Santiago, montado en un caballo blanco y portando un estandarte del
mismo color en su mano y, con su ayuda, las tropas cristianas derrotaron a sus
enemigos.11 Como agradecimiento a la intervención del Apóstol, el rey Ramiro I
instituyó el Voto de Santiago, que fue suprimido por las Cortes de Cádiz, en el
año 1812.
No obstante, la existencia de dicha batalla no figura ni en
las crónicas cristianas ni en las árabes de la época, y el primero en
mencionarla en las crónicas fue el arzobispo toledano Rodrigo Jiménez de Rada.
Reinado: 842 – 1 de febrero de 850.
Nacimiento: c. 790 en Oviedo.
Fallecimiento: 1 de febrero de 850 en Oviedo.
Entierro: Panteón de reyes de la Catedral de Oviedo.
Predecesor: Alfonso II el Casto.
Sucesor: Ordoño I de Asturias.
Familia:
Dinastía: Dinastía Astur-Leonesa.
Padre: Bermudo I el Diácono.
Madre: Uzenda Nunilona.
Cónyuge: Urraca Paterna
“Vota a
aquel que prometa menos. Será el que menos te decepcione.”
"Hay que ser buenos no para los demás,
sino para estar en paz con nosotros mismos."
“La luz es para todos los ojos; pero no todos
los ojos son para la luz.”
“Nunca pensé que en la felicidad hubiera tanta
tristeza.”
"Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo
entendí; lo hice y lo aprendí."
“El tiempo es nuestro mejor amigo y el que
mejor que nadie nos enseña la sabiduría del silencio.”
“Llegará un día que nuestros recuerdos serán
nuestra riqueza.” .
"Cuando se quiere dar amor hay un solo
riesgo: el de recibirlo."
“No basta con saber, también hay que aplicar.
No basta con querer, también hay que actuar.”
“Vivir es dormir, y el amor es el sueño; si
habéis amado, habéis vivido.” .
“Desesperado de hacer la justicia fuerte, se
pretende hacer la fuerza justa.”
“El secreto del éxito en la vida del hombre
consiste en estar dispuesto para aprovechar la ocasión que se le depare.”
“Ya no se puede decir nada que no haya sido
dicho antes de nosotros.”
“Me apresuro a reírme de todo, para no verme
obligado a llorar.”
“Un hombre sin pasiones está tan cerca de la
estupidez, que sólo le falta abrir la boca para caer en ella.”
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