Las investiduras
condales
Las investiduras, por parte de Carlos el Calvo en 870, de
Wifredo el Velloso como conde de Urgel y Cerdaña y de su hermano Miró para el
cargo condal de Conflent se inscriben en la reanudación de los bellónidas,
iniciada en 862 con el nombramiento de los hermanos Delá y Suñer II, hijos de
Suñer I de Ampurias y Rosellón y primos hermanos de Wifredo y Miró, como condes
de Ampurias.
En junio de 870, en la asamblea de Attigny, y habiendo
muerto el conde Salomón de Urgel, Cerdaña y Conflent, el joven Wifredo recibió
estos honores del rey Carlos el Calvo. El Conflent lo cedió a su hermano Miró
(conocido por Miró el Viejo).
Rebelado Bernardo de Gothia, conde de Barcelona, Rosellón,
Narbona, Agde, Besiers, Magalona y Nimes, contra Carlos el Calvo, Wifredo el
Velloso, ayudado por su hermanos Miró de Conflent y Sunifredo (después abad de
Arlés), y por el vizconde de Narbona Lindoí, que se pusieron del lado de Carlos
y después del de su hijo, Luis el Tartamudo, avanzaron por la Septimania donde
eliminaron por la fuerza a los nobles fieles a Bernardo (como el obispo
Sigebuto de Narbona), y expulsaron de sus iglesias a los sacerdotes que no les
eran partidarios. Esto debió de ocurrir a comienzos del año 878, quizás en
marzo y abril. La rebelión de Bernardo se hundió. En agosto, el concilio de
Troyes, presidido por el papa Juan VIII y por el rey Luís el Tartamudo tomó
decisiones religiosas y políticas. En este concilio estarían presentes Wifredo
el Velloso de Urgel y Cerdaña, Miró de Conflent, Suñer II de Ampurias y Oliba
II de Carcasona como personalidades políticas, y los obispos de Elna, Gerona,
Barcelona y Urgel como principales personalidades eclesiásticas de la Gothia.
El 11 de septiembre de 878 Bernardo fue declarado desposeído de sus honores,
los cuales serían repartidos. En el reparto, Wifredo el Velloso fue investido
conde de Barcelona, Osona, Gerona y Besalú. Los condados de Narbona, de Besiers
y de Agde, hasta entonces vinculados al de Barcelona quedan separados. Su
hermano Miró de Conflent recibió el condado de Rosellón. Wifredo cedió la
administración de Besalú a su hermano Radulfo (878-920). Sunifredo será abad de
Arlés y Riculfo obispo de Elna.
La intervención
en Osona.
Tras las investiduras de 878, los dominios de Wifredo
abarcaban tanto el área montañosa -Urgel y Cerdaña- como la marítima -Barcelona
y Gerona. Durante todo el siglo IX, excepto en el breve periodo de Sunifredo
(844-848), el padre de Wifredo, como conde de Urgel, Cerdaña, Barcelona, Gerona
y Narbona, estas dos zonas se habían mantenido separadas, regidas siempre por
condes diferentes. En gran parte, porque impedía la comunicación entre ellas el
espacio vacío central configurado por las actuales comarcas de Ripollés, el
Valle de Lord, Berguedá, Llusanés, la Plana de Vic, Moyanés, las Guillerías y
Bages, territorio despoblado a raíz de los desórdenes de la sublevación de
Aizón.
En esta área vacía, se registra una fuerte corriente de
inmigración procedente de las comarcas pirenaicas -Pallars, Urgel y Cerdaña- a
finales del siglo IX. Tras casi dos siglos, desde los inicios de la crisis de
la monarquía visigoda hasta el fin del poder carolingio, de haber acogido a los
que abandonaban las llanuras a causa de los riesgos de la inestabilidad
política, ahora las tierras de alta montaña habían llegado a padecer
superpoblación. Por esto, a mucha gente no le quedó otro remedio que intentar
establecerse en las tierras bajas.
Ante de esta situación, Wifredo el Velloso, cuyos condados
rodeaban toda esta área de nueva población, intervino en la zona para canalizar
la colonización. Nombra veguers para delimitar las áreas de colonización y los
núcleos de poblamiento, así como también integra este territorio dentro de las
estructuras condales. En un principio, cuando las características y situación
de la zona lo permitían, Wifredo anexionó las áreas repobladas a un condado ya
existente: Vall de Lord fue incluido dentro del condado de Urgel, y el pagus de
Berga -el actual Berguedá- en el condado de Cerdaña. Ahora bien, la región
central del Ripollés, Plana de Vic, Llusanés y las Guillerías configuraban un
territorio tradicionalmente estructurado alrededor de la ciudad de Ausona con
una tradición étnica propia -era la antiguo país de los ausetanos. Por esto,
Wifredo crea un distrito propio, el condado de Osona, dónde también fueron
incluidas las tierras del Moianés y Bages, las cuales, a pesar de tener un
núcleo tradicional -la ciudad de Manresa- y también una personalidad histórica
derivada de haber sido el país de los lacetanos, por su situación de primera
línea de frontera con el Islam y por su escaso poblamiento, no tenían la
suficiente entidad como para estructurar una demarcación específica; de aquí el
valor meramente geográfico y nunca jurídico de la expresión condado de Manresa,
frecuente en los documentos. Al nuevo condado de Osona, Wifredo, habiéndose
reservado el cargo de conde, en 885 nombra un vizconde, con la misión de
ejercer las funciones condales en ausencia del conde.
En la vertiente eclesiástica, hizo falta integrar la red de
parroquias, erigidas a menudo por los mismos colonos, dentro de la jerarquía
episcopal. A consecuencia de su proximidad geográfica, las parroquias del Berguedá
y las de Vall de Lord fueron incluidas dentro de la diócesis de Urgel. Ahora
bien, en el área central fue necesario restaurar el de obispado de Osona
(Ausona), ciudad destruida por la invasión musulmana del siglo VIII. En 886,
Wifredo el Velloso consiguió del arzobispo de Narbona, metropolitano de los
obispados sur-pirenaicos, el restablecimiento de la diócesis y la consagración
episcopal del arcipreste Gotmar. El nuevo obispo hizo erigir la nueva catedral
fuera del recinto de Ausona -una ciudad abandonada y en ruinas, debido a las
destrucciones provocadas primero por los musulmanes y, después, por la
sublevación de Aizón- y la situó en un nuevo núcleo de población, próximo a la
antigua ciudad, un vecindario (vicus en latín), origen de la actual Vich.
Dentro de la reorganización eclesiástica de la nueva región,
Wifredo fundó los monasterios de Santa María de Ripoll (880) y de San Juan de
las Abadesas (885), dotados no sólo de tierras sino también de derechos
públicos y privilegios jurídicos. Así, Ripoll recibió los beneficios de los
servicios reales debidos por los habitantes de Estiula y Ordina, de las
pesqueries del Ter y del Freser, así como también un tercio del impuesto del
mercado, y, además, el monasterio fue declarado exento de la jurisdicción de los
tribunales condales en materia de homicidios, raptos y otros delitos, al tiempo
que a los monjes les fue reconocido el derecho de elegir libremente su abad
según la regla de San Benito. El monasterio -femenino- de San Juan recibió,
además de grandes latifundios, el castillo de Montgrony con su término y su
iglesia. Por su parte, en 899, Emma, hija de Wifredo el Velloso, nombrada
abadesa de San Juan a instancias de su padre, consiguió del rey Carlos el
Simple un privilegio de inmunidad respecto del gobierno de los condes para la
abadesa y el cenobio, puestos bajo exclusiva jurisdicción real; y en 913,
obligar, en virtud de una sentencia judicial, a los habitantes del valle de
Sant Joan a reconocer la propiedad monacal sobre las tierras que ocupaban. Emma,
después de haber ganado un pleito contra su hermano, el conde Miró de Cerdaña,
consiguió afirmar la jurisdicción abacial, excluyendo a los pobladores de los
alrededores de prestar servicios reales al conde.
Citas celebres:
“Tengo
recelo del Gobierno y desconfío de los políticos; pero como es preciso tener un
gobierno prefiero que sea democrático.”
“Los moribundos que hablan de su testamento
pueden confiar en ser escuchados como si fueran oráculos.”
“Besa al perro en la boca hasta que consigas
lo que quieres.”
“El mundo ha sido hecho por los locos para los
cuerdos.”
“La ambición es un vicio, pero puede ser madre
de la virtud.”
"La niñez es la etapa en que todos los
hombres son creadores."
“El hombre puede aguantar mucho si aprende a
aguantarse a sí mismo.”
“El único misterio del universo es que exista
un misterio del universo.” .
“El amor, como ciego que es, impide a los
amantes ver las divertidas tonterías que cometen.”
“No puedes obligarte a ti mismo a sentir algo
que no sientes, pero si puedes obligarte a hacer el bien, a pesar de lo que
sientes.”
“El hombre llora: he aquí su más hermoso
privilegio.”
“La reflexión calmada y tranquila desenreda
todos los nudos.”
"El fuerte determina los acontecimientos;
el débil sufre lo que el destino le impone."
“No se nace mujer: se llega a serlo.”
“Mejor no hacer nada que hacer cualquier
cosa.”
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