El posible
origen astur de Pelayo.
Las crónicas Albeldense y Rotense de la etapa final del
Reino de Asturias (siglo IX) vinculan a Pelayo con la corte visigoda, al ser
presuntamente éste un espatario (una especie de guardia personal) del último
rey visigodo Don Rodrigo, aunque este dato ha sido cuestionado por algunos
historiadores, especialmente a partir de la publicación de los trabajos de
Abilio Barbero y Marcelo Vigil al respecto: resultaría paradójico que los
astures, que se habían rebelado contra el dominio godo en tiempos del rey
Wamba, aceptasen como caudillo en la nueva lucha contra los musulmanes a un
aristócrata enemigo, perteneciente a un pueblo que tan sólo veinte años antes
había sojuzgado a Asturias. Por otro lado, ni siquiera las regiones más
romanizadas, como la Bética y la Tarraconense, opusieron una seria resistencia
al colapso del reino visigótico, y la mayor parte de la aristocracia
visigótica, representada por condes como Teodomiro o Casio, aceptó el nuevo
dominio omeya a cambio de conservar su estatus. Incluso la viuda de Rodrigo,
Egilona, fue tomada como esposa por uno de los jefes de los invasores, Abd
al-Aziz, primer valí de Al-Ándalus.
Las primitivas crónicas asturianas, como la Albeldense, no
incluyen la genealogía de Pelayo, aunque sí lo declaran hijo del duque Faffila
—Favila— de ascendencia goda(?). Los primeros documentos que trazan un supuesto
árbol genealógico de Pelayo que lo haría descendiente de Chindasvinto (como la
Estoria General de España escrita por el rey Alfonso X el Sabio) son cinco
siglos posteriores a los hechos. En este sentido, la ideología neogoticista que
impregnó los reinados de los reyes de Asturias Alfonso II y Alfonso III hizo
desvirtuar progresivamente los orígenes del reino de Asturias: se pretendía
entroncar los orígenes del reino de Asturias con el estado visigótico, para de
esta manera legitimar las aspiraciones imperiales de los reyes de León y de
Castilla.
De hecho, el antropónimo Pelayo no es germánico (como lo son
todos los nombres de los reyes visigodos), sino que deriva del griego πελάγιος
(marino), lo que apuntaría a un origen hispano-romano del personaje. Por lo
demás, dicho nombre de pila era usado con profusión por los habitantes del noroeste
de Hispania.
En cualquier caso, lo cierto es que las informaciones
proporcionadas tanto por las crónicas cristianas como por las islámicas lo
presentan como un personaje estrechamente vinculado a Asturias y que poseía
propiedades fundiarias en la región. De este modo, el testamento del rey
Alfonso III (recopilado por el padre Flórez en su España Sagrada) menciona que
Pelayo tenía tierras en Tiñana (Siero), no muy lejos de Lucus Asturum, una de
las ciudades más importantes de la Asturias romana y prerromana. Por su parte,
la Crónica Rotense señala que, tras su huida de Córdoba, Pelayo se refugió en
Argandenes (Piloña) en pleno corazón del territorio de los luggones
arganticaeni y cerca de su capital, Paelontium (Belonciu).
Asimismo, tanto Al Maqqarib como Ibn Jaldún,c en los siglos
XV y XIV respectivamente, atribuían orígenes asturianos a Pelayo, y el primero
de ellos, al describir los sucesos de Covadonga, califica al personaje de asno
salvaje, una denominación muy poco apropiada para un pretendido miembro de la
aristocracia goda y que hace pensar más bien en un caudillo procedente de las
montañas y alejado de los refinados centros de cultura romano-visigóticos,
pudiendo ser simplemente un hecho de propaganda y rencor escritos en una época
totalmente diferente (ocho siglos después), y desde Egipto, lo que deja claras
dudas sobre la fidelidad de estos "relatos" que sin testigos, ni
acceso a una información lejana, y recopilando los siglos de leyendas
anti-Pelayo que se pudieran haber dado en el bando musulmán a lo largo de la
Reconquista; siendo esta la información accesible para un
"historiador" del régimen que escribe sobre los hechos 8 siglos
después y a miles de kilómetros, desde Egipto. Los relatos de otros cronistas
musulmanes como Iban Al-Akir, en la que relata como "Muza" ataca al
enemigo robando, destruyendo iglesias, campanas.d o Al-Nuwairie hacen
referencia a un lugar denominado la roca de Pelayo, conquistado por Muza en su
campaña de los años 712–714, y que los historiadores identifican con el cerro
de Santa Catalina, donde se asentaba la ciudad de Gegio (Gijón). El hecho de
que el topónimo portase el nombre de Pelayo sugiere que este personaje era por
aquel entonces el gobernante local de la villa, aunque si el texto fue escrito
con el paso de los siglos, puede ser una variación y adaptación literaria. En
tal caso, la leyenda sobre el matrimonio de Munuza con su hermana Adosinda, de
ser cierto, habría tenido como objetivo reforzar el pacto entre la aristocracia
astur y los nuevos dominadores árabe-bereberes.
Es de destacar, que los hechos de su vida transcurren en
lugares de culto prerromano. Como su enterramiento en el área dolménica que
databa de época megalítica, probablemente del periodo 4.000–2.000 a. C
(Abamia). O la de su hijo Favila en el dolmen de Santa Cruz. Estos
enterramientos parecen seguir pautas rituales ancestrales de los jefes tribales
astures.
También el refugio en Covadonga muestra un marcado carácter
ritual. Así, el lugar presenta restos del culto a la DEVA (lit. diosa en
céltico) y así se llama el río que salta desde la cueva, en un claro proceso de
superposición de cristianización ("la Santina") sobre lugares de
culto pagano.
Por último no puede dejar de resaltarse el hecho de que la
transmisión del poder en el seno de la monarquía asturiana se llevaba a cabo
siguiendo reglas de origen celta, residuos de una anterior estructura
matriarcal: así, la mujer a menudo transmitía derechos hereditarios al marido,
como sucede en los casos de los reyes Alfonso I y Silo, que acceden al poder gracias
a sus esposas Ermesinda y Adosinda, ambas de la familia de Pelayo. Sólo en
época posterior, a partir de Ramiro I de Asturias, se impone definitivamente la
sucesión por línea patrilineal.
Frases Célebres:
"Las infidelidades se perdonan, pero no
se olvidan jamás."
“Cuanto
más deis, mayor será vuestro gozo. La tacañería sofoca la dicha; la liberalidad
la intensifica.”
“La esperanza nos sostiene, pero como sobre
una cuerda tirante.”
"Aprovecha el día y no confíes en el
mañana."
“La pasión se convierte en una fuerza cuando
halla salida en el trabajo de nuestro brazo, la habilidad de nuestra mano o la
actividad creadora de nuestro espíritu.”
“El lenguaje de hoy no es peor que el de ayer.
Es más práctico. Como el mundo en que vivimos.” .
"La sabiduría consiste muchas veces en
cambiar una cosa por la otra."
“Si no se espera, no se da con lo inesperado.”
“El que vive de esperanzas corre el riesgo de
morirse de hambre.”
“La libertad es singular, siempre que exista
la libertad plural.”
“Lo más incomprensible del mundo es que sea
comprensible.” .
“En una época de engaño universal decir la
verdad es un acto revolucionario.”
“Si queremos gozar la paz, debemos velar bien
las armas; si deponemos las armas no tendremos jamás paz.”
“Incluso escarnecida, la democracia se ha
impuesto a todos como valor de referencia.”
“Ten buena conciencia y tendrás siempre
alegría. Si alguna alegría hay en el mundo, la tiene seguramente el hombre de
corazón puro.”
“La diferencia entre paisaje y paisaje es
poca, pero hay una gran diferencia entre los que lo miran.”
“El buen gusto está en el justo medio, como la
virtud; entre la tontería del vulgo y la de los elegidos.”
“La esperanza es un árbol en flor que se
balancea dulcemente al soplo de las ilusiones.”
“Un hombre sin carácter es una nodriza sin
leche. Un soldado sin armas, un viajero sin fondos.”
“Los hijos son las anclas que atan a la vida a
las madres.”
“Un pesimista es un hombre que mira hacia
ambos lados antes de cruzar una calle de una sola dirección.”
“Los débiles sucumben, no por débiles, sino
por ignorar que lo son. Lo mismo sucede a las naciones.”
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