domingo, 31 de mayo de 2015

LA DEMOCRACIA EN MADRID

Finales del siglo XX.
Tras la muerte de Franco y la instauración del régimen democrático, la constitución de 1978 confirma a Madrid de nuevo como capital de España. En 1979, las primeras elecciones municipales de la democracia traen a Madrid el primer alcalde elegido democráticamente desde la Segunda República. Los años de la Transición y las convulsiones políticas del país hacen de Madrid escenario de algunos de los hechos más relevantes de la época, como las manifestaciones multitudinarias de apoyo a la democracia tras el desbaratado golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Los primeros alcaldes democráticos pertenecerán a los partidos de izquierda (Enrique Tierno Galván, Juan Barranco), virando después la ciudad a posiciones más conservadoras (Agustín Rodríguez Sahagún, José María Álvarez del Manzano y Alberto Ruiz-Gallardón).
Propiedad: www.doradelhoyo.wordpress.com
Edificio Metropolis Principios Siglo XX
La elección democrática de alcaldes trae definitivamente grandes beneficios a la ciudad, al verse éstos obligados a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, ante los que responden (los alcaldes franquistas eran elegidos directamente por Franco). Se inicia así la construcción de bibliotecas, instalaciones deportivas y centros de salud; la eliminación de los núcleos chabolistas; la limpieza del río Manzanares; la mejora del viario; el cierre de la M-30 por el norte y su posterior soterramiento en la zona del Manzanares; la construcción de nuevas vías de circunvalación (M-40, M-45, M-50), a la vez que se aumenta la capacidad de las carreteras de acceso (convertidas en autovías o duplicadas con autopista de peaje); o la regulación de aparcamiento en el interior de la ciudad, que, con protestas vecinales en algunos casos, llega al límite de la M-30, todo ello con el objeto de absorber y regular el tráfico creciente.
Siglo XXI.
A principios del siglo XXI, la ciudad siguió abordando nuevos retos: mantenimiento de la población dentro del núcleo urbano (Madrid es el municipio de España en el que el aumento del precio de la vivienda ha sido mayor); expansión de la ciudad (con la creación de nuevos barrios a través de Programas de Actuación Urbanística (PAUs): Ensanche de Vallecas, Ensanche de Carabanchel, Montecarmelo, Arroyo del Fresno, Las Tablas, Sanchinarro, Valdebebas...); remodelación del centro histórico; absorción e integración de la inmigración que acude a la ciudad.
Siglo XX.
A principios del siglo XXI, la ciudad siguió abordando nuevos retos: mantenimiento de la población dentro del núcleo urbano (Madrid es el municipio de España en el que el aumento del precio de la vivienda ha sido mayor); expansión de la ciudad (con la creación de nuevos barrios a través de Programas de Actuación Urbanística (PAUs): Ensanche de Vallecas, Ensanche de Carabanchel, Montecarmelo, Arroyo del Fresno, Las Tablas, Sanchinarro, Valdebebas...); remodelación del centro histórico; absorción e integración de la inmigración que acude a la ciudad.
El 11 de marzo de 2004 la ciudad sufre una serie de atentados con mochilas bomba situadas en cuatro trenes de la red de ferroviaria de cercanías. Los atentados, los mayores sufridos en España y en la Unión Europea, se cobraron la vida de 191 personas y causaron heridas a más de 1900. El 11 de marzo de 2007, justo tres años después, los Reyes de España (Juan Carlos I y Sofía de Grecia) inauguran en la glorieta de Carlos V un monumento conmemorativo a las víctimas.
El 30 de diciembre de 2006, ETA hace explotar una bomba en el aparcamiento de la terminal T4 del aeropuerto de Madrid-Barajas, causando la muerte a dos personas. Desde los atentados contra Luis Carrero Blanco (1973) y el bar de la Calle del Correo (1974), frente a la Dirección General de Seguridad, Madrid ha sufrido buena parte de la actividad de esta banda terrorista.
Propiedad: www.clubdeamigos.crtm.es
Puerta del Sol Principios Siglo XX
Cabe destacar que los años 2010 comenzaron en Madrid con el nacimiento de un movimiento de protestas organizadas en el movimiento 15-M, que servirían de ejemplo para el resto de España y posteriormente al resto del mundo. El origen de las protestas está en la Crisis económica de 2008 y el malestar ciudadano ante la casta política. Este movimiento, madrileño en sus orígenes, traspasó las fronteras y ha sido referencia para la Primavera Árabe o el movimiento Ocupa Wall Street (de la misma época). La causa principal de la buena organización de las protestas y su eco mundial fueron las redes sociales informáticas.

Actualmente, la ciudad de Madrid continúa haciendo frente a la aguda Crisis económica que afecta a todo el planeta desde 2008. Con una bolsa en números rojos que no deja de caer, como las de la mayoría de las capitales europeas.

Citas Célebres:
“Mis manos juegan con tu cuerpo de deseo intentando encontrar el centro de tu dulzura mientras calmas de deseo tu pasión, mientras gozas con el instinto de nuestro amor, mientras buscamos juntos la suma de nuestro placer.”
"Es necesario aprender lo que necesitamos y no únicamente lo que queremos." 
"Ningún descubrimiento se haría ya si nos contentásemos con lo que sabemos." 
"El hombre sabio, incluso cuando calla, dice más que el necio cuando habla." 
"Algunas personas nunca aprenden nada, porque todo lo comprenden demasiado pronto." 
"La belleza no hace feliz al que la posee, sino a quien puede amarla y adorarla." 
"Hay personas que por mucho que envejezcan, jamás pierden su belleza; solo se les pasa de la cara al corazón." 
"La belleza del cuerpo es un viajero que pasa; pero la del alma es un amigo que queda." 
"La belleza que atrae, rara vez coincide con la belleza que enamora." 
"Mira dos veces para ver lo justo. No mires más que una vez para ver lo bello." 
"La belleza es muy superior al genio. No necesita explicación." 
"La belleza no mira, sólo es mirada."
"El gran estilo nace cuando lo bello obtiene la victoria sobre lo enorme." 
"Con frecuencia cerramos los ojos para ver bellas cosas." 
"Facilitar una buena acción es lo mismo que hacerla." 

sábado, 30 de mayo de 2015

SEGUNDA REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL

Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 suponen en Madrid un gran triunfo de la conjunción republicano-socialista, obteniendo el 69,2% de los votos27 (88.758 votos para la conjunción y 33.939 para los monárquicos), que se tradujeron en 15 concejales socialistas y 15 republicanos, frente a los 20 monárquicos. El triunfo republicano en la capital y en la mayoría de las capitales de provincia supone la descomposición de la monarquía y el advenimiento, apenas dos días después, de la Segunda República. El comité revolucionario asumió el poder el día 14 por la tarde, proclamando la República en la Casa de Correos de la Puerta del Sol, sede del Ministerio de la Gobernación, ante una multitud enfervorizada.
Propiedad: www.taringa.net
Bandera Republicana
La Constitución de la República, promulgada en 1931, fue la primera que legisló sobre la capitalidad del Estado, estableciéndola explícitamente en Madrid, donde el republicano Pedro Rico fue elegido alcalde por la corporación municipal, con cinco socialistas como tenientes de alcalde: Andrés Saborit, Manuel Cordero, Wenceslao Carrillo, Trifón Gómez y Lucio Martínez.
La fisonomía de la ciudad, debido a la crisis económica y política, cambió poco durante los años de la República. Sin embargo, sí que hubo algunos hitos significativos:
-        La Casa de Campo pasa a la jurisdicción municipal en 1931, tras su separación del patrimonio de la Corona, expropiado tras la abdicación de Alfonso XIII.
-        La construcción de la Ciudad Universitaria, cuyas obras habían comenzado en 1928. Mediante la creación de la Junta Constructora de la Ciudad Universitaria de Madrid se le da el impulso definitivo para la terminación del proyecto.
-        El inicio del proyecto de enlaces ferroviarios de Madrid.
-        Inicio de la construcción de un conjunto administrativo sobre lo que habían sido los terrenos del antiguo hipódromo, situado en el Paseo de la Castellana, para albergar los Ministerios de Obras Públicas y de Gobernación de la República, los Nuevos Ministerios.

La guerra civil dañó gravemente la ciudad, especialmente la zona noroeste: el barrio de Argüelles y la Ciudad Universitaria, escenarios de la batalla de Madrid en noviembre de 1936.
Dictadura franquista.
La ciudad de Madrid fue de los últimos focos de resistencia republicana que quedaban hacia 1939. Debido a los constantes hostigamientos de las fuerzas franquistas, la capital de la República española cambió a Valencia y posteriormente a Barcelona.
Tras la conquista de Madrid por el ejército nacional, liderado por Francisco Franco, éstos se instalaron en la villa y la devolvieron la capitalidad de España. El gobierno militar se instaló en el Palacio del Pardo, a pocos kilómetros de la ciudad.
Propiedad: www.www.abc.es
Las Ciebeles en la Guerra Civuil
Los comienzos de la dictadura en Madrid, al igual que en el resto de España, fue de represión hacia los republicanos, principalmente a la ideología de izquierdas y a los comunistas y anarquistas de la ciudad, que se vieron forzados al exilio y persecución.
En el plano del urbanismo, durante los años cuarenta y cincuenta, Madrid fue anexionándose hasta trece municipios limítrofes (en 1947, Chamartín de la Rosa; en 1948, Carabanchel Alto y Carabanchel Bajo; en 1949, Barajas, Hortaleza, Canillas, Canillejas y Aravaca; en 1950, Vicálvaro, Fuencarral, Vallecas y El Pardo; en 1954, Villaverde), pasando su extensión de 66 km² a los 607 km² actuales. El Plan de Ordenación del Área Metropolitana, aprobado en 1963, inició la tendencia a desviar la concentración poblacional de Madrid hacia municipios metropolitanos, como Alcorcón, Alcobendas, Coslada, Fuenlabrada, Getafe, Leganés, Móstoles, San Sebastián de los Reyes o San Fernando de Henares. También se reformaron las iglesias, conventos y estructuras civiles y militares destruidas durante la guerra.
A partir de los años 1960 se produce el llamado milagro económico español, lo que situó a Madrid en una capital europea más cosmopolita y próspera, donde se acrecentaba débilmente un incipiente turismo internacional tras años de aislamiento. De esta época son los emblemáticos edificios de Plaza de España: La torre Madrid y el Edificio España. También se aprobó el proyecto de construcción de la zona de AZCA, en 1964 por la Comisión de Planeamiento y Coordinación del Área Metropolitana de Madrid, que albergaría posteriormente los mayores rascacielos de la ciudad y grandes áreas de negocios.
Hubo un aumento de la población promovido por las migraciones a Madrid de gentes de otras regiones más rurales de España. Por ello, Franco mandó construir nuevos barrios de viviendas de protección oficial en la periferia; principalmente para los inmigrantes, los obreros y los vagabundos.

Citas Célebres:
“La sangre noble es un accidente de la fortuna; las acciones nobles caracterizan al verdadero grande.” 
“La libertad no es más que una oportunidad de ser mejores.” 
“El pretexto para todas las guerras: conseguir la paz.”
“Leemos mal en el mundo y después decimos que nos engaña.” 
“Las grandes almas son como las nubes: recogen para repartir.” 
“No vivió infelizmente quien nació en la oscuridad y en la oscuridad murió.” 
“El amor como las plantas florece mientras tiene raíces.”
"La libertad supone responsabilidad. Por eso la mayor parte de los hombres la temen tanto." 
“No olvides jamás el beneficio recibido; olvida en el acto lo que has hecho.” 
“Una creencia no es solamente una idea que la mente posee, es una idea que posee a la mente.” 
"La cultura engendra progreso y sin ella no cabe exigir de los pueblos ninguna conducta moral." 
“No se confíe al mar quien tema al viento .” 
“Cuando un hombre bueno está herido, todo el que se considere bueno debe sufrir con él.” 
“Verdaderamente, el azar tiene mucho poder sobre nosotros, puesto que, si vivimos, es por azar.” 
“Baila, a través de mis cariños, del querer intenso y los sueños tardíos, danza conmigo, juntos en esto que se llama pasión y sabe a amor.” 

viernes, 29 de mayo de 2015

EL ROMANTICISMO Y LA RESTAURACIÓN (Siglo XIX)

La Guerra de la Independencia, a pesar de los últimos estertores absolutistas del reinado de Fernando VII, alumbró un nuevo país, con un carácter liberal y burgués, abierto a las influencias que venían del resto de Europa. Madrid, la capital de España, experimenta como ninguna otra ciudad las transformaciones originadas por esta apertura y se llena de teatros, cafés y periódicos. Es el Madrid romántico, alterado frecuentemente por brotes revolucionarios y pronunciamientos, como por ejemplo el de Vicálvaro de 1854, dirigdo por el general O'Donnell y con el que se inicia el bienio progresista.
Propiedad: Pedro Francisco
Piano de Epoca
Pero no son solo cafés y teatros los que van cambiando la fisonomía de la ciudad. En 1836 se crea la Universidad Central, nacida como resultado del traslado definitivo de la antigua Universidad de Alcalá a la capital. En 1850 se inaugura el palacio de las Cortes, actual Congreso de los Diputados y el 9 de febrero de 1851 el ferrocarril Madrid-Aranjuez, el segundo tramo de la península. Hacia 1858 el suministro de agua de la capital se racionaliza, construyéndose el Canal de Isabel II, el cual trae el agua del Lozoya a Madrid.
Por lo que se refiere al trazado de la ciudad, Madrid no sufrió ninguna transformación significativa hasta mediados del siglo XIX, época en que se demolieron conventos y se abrieron nuevas calles y plazas, a raíz de la desamortización de Mendizábal (1834-1855). El primer crecimiento significativo de la ciudad se produjo hacia 1860, cuando la burguesía consiguió la demolición de la cerca de Felipe IV, gracias al plan Castro y la realización de los ensanches. A partir de la restauración de Alfonso XII, la ciudad va adquiriendo otro carácter, reflejado en las novelas y escritos de Pérez Galdós y Baroja. Madrid superaba ya los 400.000 habitantes y, como consecuencia de la expansión de la ciudad, empiezan a crearse los primeros medios de transporte público. En 1871 se abren las primeras líneas de tranvía, que unen la Puerta del Sol con los barrios más alejados del centro.
Propiedad: Pedro Francisco
Reloj de Mesa de Epoca
Aun así, a principios del siglo XX Madrid conservaba todavía más trazos propios de una antigua villa que de una ciudad moderna. Durante el primer tercio del siglo XX la población casi se duplica, llegando a superar los 950.000 habitantes. La necesidad de infraestructuras que dicho crecimiento trajo consigo fomentaron la absorción, siguiendo las vías de comunicación radiales, de distintos núcleos de población hasta entonces independientes de la capital: hacia el suroeste los Carabancheles (Alto y Bajo); hacia el norte, Chamartín de la Rosa; por la carretera de Valencia, Vallecas; por la carretera de Aragón, Vicálvaro y Canillejas; y por la carretera de Burgos, Fuencarral. Nuevos arrabales como las Ventas, Tetuán o el Carmen, daban acogida al recién llegado proletariado, mientras en los ensanches se instalaba la burguesía madrileña.
Este comienzo de siglo es una época de auge del terrorismo anarquista. El 31 de mayo de 1906 Alfonso XIII contraía matrimonio con Victoria Eugenia de Battenberg. Cuando la comitiva se disponía a salir de la calle Mayor, el anarquista Mateo Morral, desde el número 88, arroja una bomba camuflada en un ramo de flores. La pareja real resulta ilesa pero la explosión provoca una masacre alrededor de la carroza. En 1912, el anarquista Manuel Pardiñas asesina de tres disparos ante la librería San Martín, en plena Puerta del Sol, al presidente del gobierno, José Canalejas.

Los años 1920 fueron años de prosperidad, reflejados en la apertura, con el fin de descongestionar el casco antiguo, de la Gran Vía (véase: Historia de la Gran Vía); en el proyecto de urbanismo moderno del ingeniero urbanista Arturo Soria, la Ciudad Lineal; o en la extensión del ferrocarril metropolitano, cuyo primer tramo (Sol-Cuatro Caminos) se había inaugurado en 1919.

Citas Célebres:
"Ser celoso es el colmo del egoísmo, es el amor propio en defecto, es la irritación de una falsa vanidad." 
“Servid cien veces, negaos una, y nadie se acordará más que de vuestra negativa. “
“Es más fácil amar a la humanidad en general que al vecino.” 
"Me ató a sus brazos, con placer tan fuerte, que, como vez, ni aun muerta me abandona." 
“Para obrar, el que da debe olvidar pronto, y el que recibe, nunca.” 
“Yo creo que es mejor pensar que Dios no acepta sobornos.” 
“La injusticia hecha a uno sólo es una amenaza dirigida a todos.” 
“Quien sólo busca el aplauso de los demás, pone su felicidad en manos ajenas.” 
“No son los ojos los que ven, sino que nosotros vemos por medio de los ojos.” 
“El lujo de ser mejores que los demás hay que pagarlo: la sociedad exige un tributo que ha de pagarse en tiras de pellejo.” 

jueves, 28 de mayo de 2015

GUERRA DE LA INDEPENDENCIA-Aspectos de la Guerra

El fenómeno de la guerra de «guerrillas» o la petiteguerre.
Sin un ejército digno de ese nombre con el que combatir a los franceses, los españoles de las zonas ocupadas utilizan como método de lucha la guerra de guerrillas, como único modo de desgastar y estorbar el esfuerzo de guerra francés. Se trata de lo que hoy se denomina guerra asimétrica, en la cual grupos de poca gente, conocedores del terreno que pisan, hostigan con rápidos golpes de mano a las tropas enemigas, para disolverse inmediatamente y desaparecer en los montes.
Priopiedad: listas.20minutos.es
Héroes de la guerra
Como consecuencia de estas tácticas, el dominio francés no pasa de las ciudades, quedando el campo bajo el control de las partidas guerrilleras de líderes como Francisco Chaleco, Vicente Moreno Baptista, Espoz y Mina, Jerónimo Merino, Julián Sánchez, el Charro, Gaspar de Jáuregui o Juan Martín el Empecinado. El propio Napoleón reconoce esta inestabilidad cuando, en contra de los deseos de su hermano, teórico rey de España, pone bajo gobierno militar (francés) los territorios desde la margen izquierda del Ebro, en una suerte de nueva Marca hispánica.
La guerra en España tendrá importantes repercusiones en el esfuerzo de guerra de Napoleón. Un aparente paseo militar se había transformado en un atolladero que absorbía unos contingentes elevados, preciosos para su campaña contra Rusia. La situación era, en cualquier caso, tan inestable que cualquier retirada de tropas podía conducir al desastre, como efectivamente ocurrió en julio de 1812. En esta fecha, Wellington, al frente de un ejército angloportugués y operando desde Portugal, derrota a los franceses primero en la batalla de Ciudad Rodrigo y luego en los Arapiles, expulsándoles del Oeste y amenazando Madrid: José Bonaparte se retira a Valencia. Si bien los franceses contraatacan y el rey puede entrar de nuevo en Madrid en noviembre, una nueva retirada de tropas por parte de Napoleón tras su catastrófica campaña de Rusia a comienzos de 1813 permite a las tropas aliadas expulsar ya definitivamente a José Bonaparte de Madrid y derrotar a los franceses en Vitoria y San Marcial. Al mismo tiempo Napoleón se apresta a defender su frontera hasta poder negociar con Fernando VII una salida. A cambio de su neutralidad en lo que quedaba de guerra, aquél recupera su corona (comienzos de 1814) y pacta la paz con Francia, permitiendo así al emperador proteger su flanco sur. Ni los deseos de los españoles, verdaderos protagonistas de la liberación, ni los intereses de los afrancesados que habían seguido al exilio al rey José, son tenidos en cuenta.
Consecuencias.
Propiedad: www.elarcadeclio.blogspot.com
Los Franceses Pierden Madrid
La firma del tratado de Valençay por el que se restituía en el trono a Fernando VII, el Deseado, como monarca absoluto, fue el comienzo de un tiempo de desilusiones para todos aquellos que, como los diputados reunidos en las Cortes de Cádiz, habían creído que la lucha contra los franceses era el comienzo de la Revolución española y también el inicio de la Guerra de Independencia Hispanoamericana.
Por otra parte las consecuencias materiales de la guerra fueron desastrosas para España. A la gran cantidad de muertos y la destrucción de pueblos y ciudades se unieron la rapiña de muchos franceses y también de los ingleses, cuya deslealtad puede verse ejemplificada en el bombardeo, ordenado por Wellington, de la industria textil de Béjar que era competidora de la inglesa20 o en la destrucción de la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro en Madrid cuando ya los franceses habían evacuado la ciudad.
Fue una guerra larga y destructora: Francia perdió unos 200 000 hombres y España entre 300 000 y 500 000. Además, la guerra resultó muy costosa. Los ejércitos contendientes y las guerrillas se aprovisionaron sobre el terreno mediante requisas. La devastación y los robos diezmaron la producción agraria, mientras que los campesinos no se animaron a cultivar por la incertidumbre. Las cosechas de 1811 y 1812 fueron malas y escasas. La falta de subsistencia extendió el hambre y provocó una intensa crisis de mortandad en 1812. No solo cayó la producción agrícola, hubo industrias que casi desparecieron como la textil lanera de Castilla, ya que los rebaños de ovejas merinas sirvieron para alimentar a las tropas. El transporte de mercancías se paralizó, pues los bueyes, mulos, caballos y otros animales de tiro fueron incautados por los militares. Por último, la guerra generó un fuerte déficit en las finanzas públicas: en 1815 la deuda estatal superaba los 12 000 millones de reales, cifra veinte veces superior a los ingresos anuales ordinarios.
Conmemoración.
En 2008, con ocasión del bicentenario de la guerra, el interés por aquellos acontecimientos y su recuerdo se manifiesta en actos conjuntos hispanofranceses, publicación de ensayos y obras especializadas y exposiciones en diversas ciudades e instituciones de España.

miércoles, 27 de mayo de 2015

GUERRA DE LA INDEPENDENCIA-Desarrollo de la Guerra

Repliegue del ejército imperial (junio-noviembre 1808).
Tras las campañas del verano de 1808: el primero de los Sitios de Zaragoza (15 de junio de 1808 hasta el 15 de agosto de 1808) y la batalla de Bailén (19 de julio), con la entrada en Madrid de Castaños y González Llamas el 5 de septiembre se puso de manifiesto la dificultad entre los diferentes niveles del poder español para constituir una autoridad única tanto política como militar con la que consolidar los progresos realizados hasta entonces, que habían llevado al repliegue francés hacia el norte del valle del Ebro, y afrontar el contraataque general napoleónico, una vez dispuesta la llamada Grande Armée.
Propiedad: www.wikillerato.org
Rendición Batalla de Bailén
A las rivalidades entre los altos mandos militares, que emprendían acciones sin coordinación, se sumaba la de la divergencia política sobre la reforma del sistema del Antiguo Régimen y el surgimiento de reclamaciones particulares en cada territorio, al amparo del clima de federalismo de facto favorecido desde las diferentes juntas provinciales. A pesar de ello, un acuerdo general permitió constituir el 25 de septiembre de 1808 en Aranjuez la denominada Junta Suprema Gubernativa, presidida por Floridablanca y con un poder limitado, y la Junta Militar, presidida por los generales Castaños, Castelar, Morla, González Llamas, Marqués de Palacio y Bueno, cuya acción resultó ineficaz como demostrarían la sucesión de acontecimientos posteriores. Pocas semanas antes de la entrada de la Grande Armée, las fuerzas españolas lograron tomar el control de Logroño (10 de septiembre) y desplegar posiciones en torno a Tudela, a donde llegó Castaños el 17 de octubre, y Burgos, hacia donde se había dirigido desde Madrid el ejército de Extremadura con el general Bellvedere al frente el 29 de octubre.
Mientras tanto la situación en el País Vasco iba tensándose. Bilbao, la única capital de provincia que no había sido ocupada por los invasores se sublevó en la noche del 5 al 6 de agosto y proclamó como rey de España a Fernando VII. Los municipios vizcaínos comenzaron a movilizar sus milicias. Los líderes rebeldes lanzaron una proclama al resto de España alardeando de patriotismo español frente a los invasores, pero el 16 de agosto las tropas napoleónicas dirigidas por el general Christophe-AntoineMerlin reconquistó la ciudad tras vencer una obstinada resistencia. Bilbao fue saqueada y también lo fueron Begoña y Deusto, que entonces no eran barrios de Bilbao sino municipios aparte. Las fuerzas españolas del ejército de Galicia o de «la izquierda», mandadas por el teniente general de origen irlandés Joaquín Blake, expulsaron a los franceses de Bilbao el 19 de septiembre. El mariscal Ney conquistó otra vez Bilbao y volvió a saquearla. Tras diversas ofensivas y contraofensivas, el mariscal Lefebvre derrotó a Joaquín Blake en la batalla de Zornotza y recuperó definitivamente Bilbao el 2 de noviembre. En menos de tres meses Bilbao cambio seis veces de manos y sufrió una revolución, una gran batalla y dos saqueos.
Propiedad: www.losojosdehipatia.com.es
Guerra de la Independencia
Napoleón llegó a Bayona el 2 de noviembre. No le gustaron las operaciones de sus mariscales en torno a Bilbao porque su plan maestro era dejarse envolver por los flancos y a continuación, cuando los españoles creyesen tenerlo atrapado, romper por el centro con fuerzas abrumadoras. Una vez hecho esto, podía caer sobre cada ala española y aplastarlas antes de ir derecho a por Madrid. Se enfadó más cuando supo que sus fuerzas habían sufrido una pequeña derrota táctica en Valmaseda el 5 de noviembre, pero pronto iban a cambiar las tornas. Algunos historiadores agrupan estas dos primeras fases en una sola.
Intervención de la Grande Armée: dominación y resistencia (diciembre 1808-abril 1812).
Sin embargo, Napoleón interviene directamente al mando de un ejército de 250 000 hombres, la Grande Armée. Se trata de un ejército veterano, acostumbrado a los movimientos rápidos y a vivir sobre el terreno, que arrolla rápidamente la resistencia española y a los ejércitos británicos desembarcados en la península, mandados por el general John Moore. Después de la entrada del emperador en Madrid, tras la batalla de Espinosa de los Monteros y la batalla de Somosierra (30 de noviembre de 1808) y las tremendas derrotas de Uclés (13 de enero de 1809), el segundo de los Sitios de Zaragoza (del 21 de diciembre de 1808 hasta el 21 de febrero de 1809) y Ocaña (noviembre de 1809), la Junta Central —a cargo del gobierno de la España no ocupada— abandona la Meseta para refugiarse, primero en Sevilla, y luego en Cádiz, que resiste un largo y brutal asedio. Desde ahí, la Junta Central asiste indefensa a la capitulación de Andalucía.
Napoleón se disponía a partir en persecución del cuerpo expedicionario británico de Moore, cuando tuvo que salir hacia Francia con urgencia porque el Imperio austríaco le había declarado la guerra (6 de enero de 1809). Dejó la misión de rematar la guerra en el noroeste en manos del mariscal Soult, que ocupó Galicia tras la batalla de Elviña y luego giró al sur para atacar Portugal desde el norte, dejando el cuerpo del mariscal Ney en su retaguardia con la misión de colaborar en la ocupación de Asturias. Sin embargo, la resistencia popular, apoyada por los suministros de armas de la flota británica, hizo imposible la pacificación de Galicia, que tuvo que ser evacuada tras la derrota de Ney en la batalla de Puentesampayo (junio de 1809). La sublevación popular, dirigida por el capitán Cachamuíña en Vigo, supuso que ésta fuera la primera plaza reconquistada a los franceses en Europa (28 de marzo de 1809). Galicia y Valencia permanecieron libres de tropas francesas, aunque Valencia terminó capitulando en enero de 1812.
De Arapiles a San Marcial: retirada y derrota (1812-1814).
Tras la salida de Napoleón de España en enero de 1809, los españoles lanzaron una serie de violentos contraataques, buscando a toda costa la batalla decisiva, un nuevo Bailén. Se consiguieron algunas pequeñas victorias en batallas campales pero las derrotas fueron mucho más numerosas hasta la catástrofe definitiva en la batalla de Ocaña. Tras este desastre absoluto, Andalucía cayó sin apenas resistencia pero justo entonces, en febrero de 1810, Napoleón anunció oficialmente la creación de una serie de gobiernos militares en Cataluña, Aragón, Navarra y el País Vasco, dirigidos por militares subordinados directamente a París, sin pasar por el gobierno «español» de José Bonaparte. A esto habría que añadir la anexión formal, por decreto del 26 de enero de 1812, de Cataluña al imperio francés, con su división en cuatro departamentos (Ter, Segre, Montserrat y Bocas del Ebro) y la incorporación de los municipos aragoneses de Fraga y Mequinenza, mientras el Valle de Arán era adscrito al departamento del Alto Garona.
Propìedad: www.enwada.es
Batalla de Somosierra
Las guerrillas, que eran ya muy numerosas en todas las provincias ocupadas, aumentaron de número y durante los siguientes dos años tuvo lugar una lucha brutal y desesperada. Hubo que esperar al verano de 1812 para que los aliados anglo-hispano-portugueses pudieran lanzar una gran ofensiva y derrotar a los franceses en la batalla de los Arapiles, obligando a José Bonaparte a huir temporalmente de Madrid. Los franceses evacuaron definitivamente Andalucía. Wellington llegó hasta Burgos pero se atascó asediando el castillo y las fuerzas napoleónicas reagrupadas pudieron contraatacar y empujarle de nuevo hasta Portugal. Mientras tanto, la campaña de Rusia absorbía el grueso de los recursos franceses. Por lo tanto, durante 1813 el ejército francés fue retirándose y perdiendo territorio. Los franceses abandonaron casi todas sus plazas, y tras la batalla de Vitoria el 21 de junio de 1813, fueron expulsados de España. En octubre de 1813 los aliados cruzaron los Pirineos. La guerra prosiguió en Francia, donde finalmente, Napoleón pidió la paz. Las tropas aliadas habían entrado hasta Burdeos, y posiblemente, de no haber sido frenadas, hubieran entrado en París antes que los austríacos, prusianos y rusos. Fernando VII pudo finalmente regresar a España el 22 de marzo de 1814.

Hay que resaltar que Cataluña continuó formalmente perteneciendo al imperio francés hasta el 28 de Mayo de 1814, con la retirada ordenada de todas sus tropas al mando del general Pierre Joseph Habert. Por aquel entonces incluso Napoleón ya había abdicado (Tratado de Fontainebleau, 14 de abril de 1814).

martes, 26 de mayo de 2015

GUERRA DE LA INDEPENDENCIA-Desarrollo de la Guerra

Sublevaciones y la declaración de guerra.
Las noticias de los hechos de Madrid se extendieron desde la misma tarde del 2 de mayo por todo el país, provocando las primeras reacciones de indignación y solidaridad, a la vez que las primeras declaraciones a favor de un levantamiento armado general en un clima de confusión ante la fragmentación de los distintos representantes del gobierno y el surgimiento de órganos de poder locales o Juntas. El llamado Bando de los alcaldes de Móstoles, promulgado por Andrés Torrejón y Simón Hernández, fue la primera iniciativa desde el ámbito local que contribuyó al desprestigio de la Junta de Gobierno, designada por Fernando VII, ante la declaración de Murat del 6 de junio en la que justificaba los excesos de la represión.
Propiedad: www.cinemanet.info
Cuadro Fusilamientos Cuartel de la Montaña del 2 de Mayo
Las instrucciones de Fernando VII al marchar hacia Bayona (Francia) fueron terminantes: mientras él estuviera fuera del país, las instituciones españolas debían cooperar con los generales galos. En un primer momento, la administración en pleno acató la orden: desde el Consejo de Castilla hasta los corregidores municipales. Pero conforme avanzó el levantamiento, las instituciones, emplazadas entre los rebeldes y un ejército francés resuelto a combatir con dureza la sublevación, perdieron el control de la situación y se volvieron inoperantes. El resultado fue un vacío de poder: con la desorientación producida por el reciente trasvase de coronas, el Rey ausente y el país en estado de preguerra, el entramado institucional del Antiguo Régimen se desmoronó y los sublevados ocuparon el espacio que dejó la vieja administración.
El 19 de mayo, Napoleón aprobó la convocatoria a 150 representantes de los diferentes estamentos para la asamblea que se ocuparía del Estatuto de Bayona. De la noche el 22 al 23 de mayo, y una vez difundidas las noticias de las abdicaciones de Bayona, la insurrección se inicia en la ciudad de Cartagena que por entonces era Departamento de Marina y de Artillería, creándose en ella la primera Junta General de Gobierno. Desde Cartagena se mandan correos a las ciudades de Valencia, Granada y Murcia, "con el aviso de la resolución que se había formado en Cartagena, su Departamento de Marina y numerosa guarnición, convidando a dichas ciudades para el mismo objeto" avisando de ello en todas las ciudades y pueblos por los que pasaban estos correos, así como a la escuadra del Departamento de Cartagena que se encontraba en Mahón y que se dirigía a Tolon para unirse a la escuadra francesa, ordenándole que volviera a Cartagena. La insurrección comienza en los días siguientes en Valencia, Granada, Lorca y Orihuela. En Zaragoza, José de Palafox y Melci toma el control de la ciudad tras entregar el mando el Capitán General Guillelmi a su segundo, produciéndose el primero de los Sitios de Zaragoza. Mientras en Murcia, el antiguo Secretario de Estado, Floridablanca (1728-1808) preside la recién constituida Junta local de Murcia. Estas Juntas se crean en todas las ciudades levantadas, tras crearse la Junta General de Gobierno de Cartagena.
Al extenderse la insurrección, en las ciudades y pueblos alzados se fueron formando juntas locales. Integraban dichas juntas los notables de cada ciudad o municipio: propietarios, comerciantes, clérigos, abogados y nobles, muchos con experiencia en las instituciones del Antiguo Régimen. De este modo, las élites locales, gentes de orden y extracción social conservadora, asumieron el control de una revuelta popular en su origen. Nacidas para solventar una situación imprevista, las juntas tuvieron un carácter provisional y por ello limitaron su actividad a organizar la resistencia, sostener el esfuerzo de guerra, garantizar la intendencia y preservar el orden público. Sin embargo, su mera existencia entrañaba un cariz revolucionario, pues, a diferencia de las instituciones del Antiguo Régimen no eran un poder designado por la Corona, sino constituida desde abajo, y por eso establecieron una nueva lógica: el ejercicio de la soberanía de facto por instituciones cuya legitimidad no provenía de la Monarquía.
Propiedad: www.madrid2demayo.es
Levantamientos Guerra de la Independencia
Las juntas locales resultaron eficaces al inicio del levantamiento. No obstante, para hacer frente al Ejército Imperial hacía falta algo más que una pléyade de instituciones municipales dispersas. De ahí que las juntas de los pueblos y ciudades fueran, poco a poco, coordinando su acción y agrupándose: mediado el verano había dieciocho juntas provinciales en la mitad sur de la Península, territorio controlado por los rebeldes. En Sevilla, la Junta local adopta el nombre de Junta Suprema de España e Indias, impulsora del texto considerado como la declaración de guerra formal emitido el 6 de junio.14 Ese mismo día, un ejército compuesto por militares y milicias campesinas logran impedir la marcha de las columnas imperiales a su paso por el puerto del Bruch, causando la primera derrota relevante del ejército francés. También éste día 6 de junio fue la contienda de Valdepeñas, en la que la villa de Valdepeñas fue incendiada, consiguiendo la población, sin ejército alguno, cortar la comunicación entre Madrid y Andalucía, logrando la evacuación francesa de La Mancha y el retraso francés en la batalla de Bailén.

El 25 de septiembre de 1808 las juntas provinciales dieron un paso más y se unieron en una Junta Suprema Central, presidida por el conde de Floridablanca, antiguo Secretario de Estado con Carlos IV, quien ejerció las funciones de gobierno entre septiembre de 1808 y enero de 1810.


lunes, 25 de mayo de 2015

GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

Consecuencias de las guerras: crisis económica.
Desprestigio político de la Monarquía española: sucesos de El Escorial y Aranjuez.
A finales de 1807, Napoleón decidió que la monarquía de Carlos IV, aliada pero independiente, era ya de muy escasa utilidad y que sería mucho más conveniente para sus designios la creación de un Estado satélite, situación a la que se llegaría por un cúmulo de circunstancias que resume el historiador Jean Aymes:
...la expedición a España deriva de una serie de consideraciones entre las que se encuentran mezclados la debilidad militar del estado vecino, la complacencia de los soberanos españoles, la presión de los fabricantes franceses, la necesidad de arrojar a los ingleses fuera de Portugal, la enemistad del Emperador hacia la dinastía de los Borbones, los imperativos de una estrategia política para el conjunto del Mediterráneo y, por fin, para remate y para ocultar ciertos cálculos sucios, los designios de Dios o las exigencias de una filosofía ad hoc
Aymes, Jean R.: La Guerra de la Independencia, Madrid, Siglo XXI, 1974.
La presencia de tropas francesas en España en virtud del tratado de Fontainebleau se había ido haciendo amenazante a medida que iban ocupando (sin ningún respaldo del tratado) diversas localidades españolas, como lo fueron Burgos, Salamanca, Pamplona, San Sebastián, Barcelona o Figueras. El total de soldados franceses acantonados en España ascendía a unos 65 000, que controlaban no sólo las comunicaciones con Portugal, sino también con Madrid y la frontera francesa.
La presencia de estas tropas terminó por alarmar a Godoy. En marzo de 1808, temiéndose lo peor, la familia real se retiró al Palacio Real de Aranjuez para, en caso de necesidad, seguir camino hacia el sur, hacia Sevilla y embarcarse para América, como ya había hecho Juan VI de Portugal.
El 17 de marzo de 1808, tras correr por las calles de Aranjuez el rumor del viaje de los reyes, la multitud, dirigida por miembros del partido fernandino, nobles cercanos al príncipe de Asturias, se agolpa frente al Palacio Real y asalta el palacio de Godoy, quemando todos sus enseres. El día 19, por la mañana, Godoy es encontrado escondido entre esteras de su palacio y trasladado hasta el Cuartel de Guardias de Corps, en medio de una lluvia de golpes. Ante esta situación y el temor de un linchamiento, interviene el príncipe Fernando, verdadero dueño de la situación, en el que abdica su padre al mediodía de ese mismo día, convirtiéndolo en Fernando VII.
Aprovechando los sucesos derivados del motín de Aranjuez y el hecho de que tropas francesas al mando de Murat habían ya ocupado el norte de España (amparándose en el tratado de Fontainebleau), Napoleón forzó la cesión de la corona española a su hermano, José Bonaparte, como José I en las Abdicaciones de Bayona.
Levantamiento contra los franceses.
Propiedad: www.historiademadriducm.blogspot.com
Levantamiento del 2 de Mayo
El levantamiento contra los franceses partió de las clases populares y de los notables locales. Comenzó como una serie de motines espontáneos, pero su reiteración y su rápida expansión por todo el país permiten entrever cierto grado de inducción o, cuando menos, de coordinación. Es probable que el detonante fuera la presión de las tropas de ocupación sobre la población civil, la obligación de mantener a un ejército depredador de alimentos y bienes de consumo básico, máxime cuando el país había atravesado recientemente por un ciclo de hambrunas y malas cosechas. Ya en abril hubo revueltas en ciudades como León o Burgos, si bien, tras el levantamiento de Madrid, el 2 de mayo de 1808, las acciones contra los ocupantes se propagaron por toda España. La difusión de las noticias sobre la represión ejercida por el ejército invasor en Madrid y en otras localidades alentó la insurrección. Asimismo, la sublevación tuvo cierta continuidad con el Motín de Aranjuez, que derribó a Godoy en marzo de 1808: quienes entonces habían combatido la alianza contra Napoleón se unieron de nuevo contra el ejército del Norte. Un sector mayoritario de la Iglesia, que consideraba en peligro la religión y la tradición ante la oleada secularizadora proveniente de Francia, vivió el levantamiento como una cruzada. El bajo clero fue un eficaz agente movilizador: su agitación y sus proclamas resultaron cruciales para transformar una serie de revueltas aisladas en una acometida general contra los franceses, que prendió con fuerza en medios populares.

domingo, 24 de mayo de 2015

GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

La Guerra de la Independencia Española fue un conflicto bélico, desarrollado entre 1808 y 1814 dentro del contexto de las Guerras Napoleónicas, que enfrentó a las potencias aliadas de España, Reino Unido y Portugal contra el Primer Imperio Francés, cuya pretensión era la de instalar en el trono español al hermano de Napoleón, José Bonaparte, tras las abdicaciones de Bayona.
Propiedad:www.coam.org
Cuadro de Goya. Guerra de la Independencia
La Guerra de la Independencia, también conocida en español como la francesada,1 Guerra Peninsular, Guerra de España, Guerra del Francés, Guerra de los Seis Años, y el Levantamiento y revolución de los españoles, se solapa y confunde con lo que la historiografía anglosajona llama «Guerra Peninsular» (Peninsular War), iniciada en 1807 al declararle Francia y España la guerra a Portugal, tradicional aliado del Reino Unido. También tuvo un importante componente de guerra civil a nivel nacional entre afrancesados y patriotas. El conflicto se desarrolló en plena crisis del Antiguo Régimen y sobre un complejo trasfondo de profundos cambios sociales y políticos impulsados por el surgimiento de la identidad nacional española y la influencia en el campo de los «patriotas» de algunos de los ideales nacidos de la Ilustración y la Revolución francesa, paradójicamente difundidos por la élite de los afrancesados.
Según el tratado de Fontainebleau (27 de octubre de 1807), el primer ministro Manuel Godoy preveía, de cara a una nueva invasión hispanofrancesa de Portugal, el apoyo logístico necesario al tránsito de las tropas imperiales. Bajo el mando del general Jean-AndocheJunot, las tropas francesas entraron en España el 18 de octubre de 1807, cruzando su territorio a toda marcha en invierno, y llegaron a la frontera con Portugal el 20 de noviembre. Sin embargo, los planes de Napoléon iban más allá, y sus tropas fueron tomando posiciones en importantes ciudades y plazas fuertes con objeto de derrocar a la Casa de Borbón y suplantarla por su propia dinastía, convencido de contar con el apoyo popular.
El resentimiento de la población por las exigencias de manutención de las tropas extranjeras, que dio lugar a numerosos incidentes y episodios de violencia, junto con la fuerte inestabilidad política surgida por la querella entre Carlos IV de España y su hijo y heredero Fernando VII, orquestada por los franceses, que se inició con el Proceso de El Escorial y culminó con el Motín de Aranjuez y el ascenso al poder de Fernando VII, precipitó los acontecimientos que desembocaron en los primeros levantamientos en el norte de España y la jornada del 2 de mayo de 1808 en Madrid. La difusión de las noticias de la brutal represión, inmortalizada en las obras de Francisco de Goya, y de las abdicaciones de Bayona del 5 y 9 de mayo, que extendieron por la geografía española el llamamiento, iniciado en Móstoles, a enfrentarse con las tropas imperiales, decidieron la guerra por la vía de la presión popular a pesar de la actitud contraria de la Junta de Gobierno designada por Fernando VII.
La guerra se desarrolló en varias fases en las que ambos bandos tomaron sucesivamente la iniciativa, y se destacó por el surgimiento del fenómeno guerrillero que, junto con los ejércitos regulares aliados dirigidos por Arthur Wellesley, duque de Wellington, provocaron el desgaste progresivo de las fuerzas bonapartistas. La población civil, que padeció los efectos de una guerra total, en la que tanto franceses como los aliados se cebaron con la población y objetivos civiles, saqueando y pillando a gran escala y devastando, por ejemplo, la industria española, considerada una amenaza para sus respectivos intereses. Los primeros éxitos de las fuerzas españolas en la primavera y el verano de 1808, con la batalla del Bruch, la resistencia de Zaragoza y Valencia y, en particular, la sonada victoria de Bailén, provocaron la evacuación de Portugal y retirada francesa al norte del Ebro, seguida en el otoño de 1808 por la entrada de la Grande Armée, encabezada por el propio Napoleón, que culminó el máximo despliegue francés hasta mediados de 1812. La retirada de efectivos con destino a la campaña de Rusia fue aprovechada por los aliados para retomar la iniciativa a partir de su victoria en la batalla de los Arapiles (22 de julio de 1812) y, contrarrestando la ofensiva francesa, avanzar a lo largo de 1813 hasta los Pirineos, derrotando a los franceses en las batallas de Vitoria (21 de junio) y San Marcial (31 de agosto). El tratado de Valençay (11 de diciembre de 1813) restauró a Fernando VII y dejaba a España libre de la presencia extranjera, pero no evitó la invasión del territorio francés, siendo la batalla de Toulouse (10 de abril de 1814), el último enfrentamiento de la guerra. Refiriéndose a la Guerra de la Independencia Española, Napoleón, en su exilio, declaró:
Esta maldita Guerra de España fue la causa primera de todas las desgracias de Francia. Todas las circunstancias de mis desastres se relacionan con este nudo fatal: destruyó mi autoridad moral en Europa, complicó mis dificultades, abrió una escuela a los soldados ingleses... esta maldita guerra me ha perdido.
Fraser, Ronald: La maldita guerra de España. Historia social de la guerra de la Independencia, 1808-1814
Propiedad: www.teinteresa.es
Fusilamientos del 2 de Mayo
En el terreno socioeconómico, la guerra costó en España una pérdida neta de población de 215 000 a 375 000 habitantes, por causa directa de la violencia y las hambrunas de 1812, y que se añadió a la crisis arrastrada desde las epidemias de enfermedades y la hambruna de 1808, resultando en un balance de descenso demográfico de 560 000 a 885 000 personas, que afectó especialmente a Cataluña, Extremadura y Andalucía. A la alteración social y la destrucción de infraestructuras, industria y agricultura se sumó la bancarrota del Estado y la pérdida de una parte importante del patrimonio cultural.

A la devastación humana y material se sumó la debilidad internacional del país, privado de su poderío naval y excluido de los grandes temas tratados en el Congreso de Viena, donde se dibujó el posterior panorama geopolítico de Europa. Al otro lado del Atlántico, la América Española obtendría su independencia tras la Guerra de Independencia Hispanoamericana. En el plano político interno, el conflicto fraguó la identidad nacional española y abrió las puertas al constitucionalismo, concretado en las primeras constituciones del país, el Estatuto bonapartista de Bayona y la Constitución de Cádiz. Sin embargo, también dio inicio a una era de guerras civiles entre los partidarios del absolutismo y los del liberalismo, llamadas Guerras Carlistas, que se extenderían a todo el siglo XIX y que marcarían el devenir del país.

sábado, 23 de mayo de 2015

EL BARROCO

En 1601, Felipe III, siguiendo los consejos de su valido, el duque de Lerma, ordena el traslado de la corte a Valladolid, donde permanece cinco años, con lo que en 1606 vuelve a Madrid. Tras este regreso, Felipe III toma algunas decisiones que serían significativas en el aspecto futuro de la ciudad: en 1616 ordena la construcción de la Plaza Mayor y en 1618 adquiere y amplia con jardines y fuentes los terrenos que actualmente conforman los Jardines del Retiro.
Su hijo y sucesor, Felipe IV, manda construir, en 1625, la cuarta muralla de Madrid, que se mantendrá hasta mediados del siglo XIX. Durante su reinado, la villa vivió un excepcional período de esplendor cultural, con la presencia de genios de la talla de Cervantes, Quevedo, Góngora, Velázquez, Lope de Vega o Calderón de la Barca.
Propiedad: www.wikipedia.org
Monasterio de la Encarnación
Durante la dinastía de los Habsburgo la villa sufre una transformación fundamental. El núcleo, medieval, alrededor de la actual calle de Segovia, es trasladado hacia las cercanías del renovado Alcázar y son construidos todos los edificios necesarios para la administración de la Monarquía Hispánica: la Ceca (en la actual plaza de Oriente), el Palacio de los Consejos (actual Capitanía General), la Cárcel de Corte (actual palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores), etc. También se multiplican el número de iglesias parroquiales y capillas, de las cuales han sobrevivido importantes ejemplos como la iglesia de San Cayetano, la Capilla de San Isidro o la iglesia de San Ginés.
Entre los conventos, además de la Encarnación y las Descalzas Reales, se amplía el Monasterio de los Jerónimos y fijan sede en la ciudad la mayor parte de las órdenes religiosas de mayor implantación, como los dominicos (Basílica de Nuestra Señora de Atocha), los franciscanos (actual capilla del Hospital de la Orden Tercera de San Francisco), los jesuitas (Basílica de San Isidro, Colegio Imperial), Convento de las Trinitarias -actual sede del Arzobispado General Castrense-). También se establecen las órdenes militares (Monasterio de las Comendadoras de Santiago, Monasterio de las Calatravas, etc.). Por último, se dota al municipio de una nueva sede, con la construcción del Casa de la Villa (sede antigua del ayuntamiento) en la actual Plaza de la Villa, y diversas dependencias para los gremios en lo que se convertiría en la Plaza Mayor.
Los primeros Borbones y la ilustración.
A la muerte de Carlos II, estalla la Guerra de Sucesión Española, en la que Madrid apoya desde el principio a Felipe de Anjou como a Felipe V. Si bien la ciudad es ocupada en 1706 por los ejércitos angloportugueses, que proclamaron rey al Archiduque Carlos de Austria con el nombre de Carlos III, y nuevamente en 1710, se mantuvo fiel a Felipe V (tras su segunda entrada en Madrid, el archiduque Carlos hizo el comentario "esta ciudad es un desierto").
Felipe V comenzará una reforma incipiente del urbanismo de la capital. Las primeras transformaciones urbanas se iniciaron en la periferia suroeste durante el corregimiento del Marqués de Vadillo (1715-1730). Bajo la dirección de Pedro de Ribera, se levantan el Puente de Toledo y su acceso y se planifica la orilla izquierda del Manzanares, donde se levanta la iglesia de la Virgen del Puerto. Al mismo tiempo, se inicia la construcción del Palacio Real, cuyas obras comienzan en 1738 en el solar del antiguo alcázar, destruido por un incencio en 1734 (en cualquier caso, la excesiva austeridad del alcázar no era muy del agrado del rey, acostumbrado a las cortes francesas). La construcción del palacio corrió a cargo de Juan Bautista Sachetti y se prolongó hasta 1764, ya en el reinado de Carlos III, interviniendo en ella los arquitectos Sabatini y Ventura Rodríguez.
Tras las reformas de Fernando VI, que mandó construir el Convento de las Salesas Reales (Madrid), accede al trono Carlos III, que sería conocido como el mejor alcalde de Madrid. Carlos III se propuso hacer de Madrid una capital digna de tal nombre, con la construcción de paseos, la creación de sistemas de alcantarillado e iluminación pública, el pavimentado de calles y la ornamentación de la ciudad con distintos monumentos. Se inicia también la construcción de cementerios en las afueras de la ciudad en lugar de en las iglesias y conventos.
A pesar de ser conocido como uno de los mayores benefactores de Madrid, sus comienzos no fueron del todo tranquilos, puesto que en 1766 tuvo que superar el motín de Esquilache, un estallido tradicionalista instigado por la nobleza y el clero contra los aires renovadores que traía Carlos III que puso como excusa el decreto sobre indumentaria que ordenaba el acortamiento de las capas y la prohibición del uso de los sombreros que ocultasen la cara.
Una institución típicamente ilustrada, la Real Sociedad Económica de Amigos del País (nacida diez años antes en el País Vasco) se funda en su versión madrileña en 1775 con el apelativo Matritense, a iniciativa de Campomanes. Su sede está en la Torre de los Lujanes, frente al ayuntamiento.
Del reinado de Carlos III datan la Basílica de San Francisco el Grande (1761-1770); la Casa de Correos (1766-1768), actual sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid; la Casa Real de la Aduana (1769), actual sede del Ministerio de Hacienda; la Puerta de Alcalá (1769-1778) o el Palacio de Buenavista, actual Ministerio de Defensa (1777).
 Propiedad: www.arteblog-teo.blogspot.com
Plaza Mayor
Otros hitos son la apertura al público del Parque del Buen Retiro (1761); el inicio de las obras del Salón del Prado (1775, posteriormente Paseo del Prado), con las fuentes de Neptuno, Apolo y Cibeles) y el Museo del Prado (1785), cuyo edificio fue concebido en principio como sede del Real Gabinete de Historia Natural. También la reconstrucción del Hospital General (1776, en la actualidad Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía o la creación del Jardín Botánico (1781), sustituyendo al anterior de Migas Calientes. También se activa el proyecto de la Cuesta de San Vicente (1767-1777) y se construye la calle Real.
El reinado de Carlos IV, en medio de los cataclismos que asolan Europa, no es muy significativo para Madrid. El único hecho de mención es el comienzo de la remodelación definitiva de la Plaza Mayor (1790).
La población de la ciudad creció con el progreso y paz vividos desde la llegada al trono de Fernando VI. En 1787 se realiza el primer censo oficial de Madrid, que da fe de la existencia de 156.672 habitantes en la ciudad.

Sin embargo, la ciudad, encorsetada por la cerca de 1625, no crece en consonancia. Esto hizo subir los precios de las viviendas, así como que se edificara en cualquier hueco disponible, aumentando de este modo la insalubridad y el hacinamiento. Aun así, la población más desfavorecida ni siquiera podía aspirar a un mísero cuartucho en el interior de la cerca, por lo que se ve obligada a establecerse fuera de ella. Surgen de esta forma suburbios miserables al sur de la ciudad, como los de Injurias y Peñuelas, y alguno más decente al norte, como el de Chamberí.

viernes, 22 de mayo de 2015

REINADO CARLOS II

www.espanaeterna.blogspot.com
Retrato Carlos II

Con la llegada al trono de Carlos II (r. 1665–1700), se frenó el ritmo constructor del reinado anterior, sobre todo en lo que respecta a las edificaciones civiles. Entre éstas, tan sólo cabe mencionar la Puerta de Felipe IV (1680), que, pese a su nombre, fue erigida en honor de María Luisa de Orleáns, primera esposa de Carlos II. Trazada por Melchor Bueras, estuvo inicialmente emplazada en la Carrera de San Jerónimo, hasta su traslado, a mediados del siglo XIX, a la calle de Alfonso XII, donde sirve de acceso al Parque de El Retiro.
En cuanto a las fundaciones religiosas, se levantaron algunos templos de interés artístico, que abandonaron definitivamente el aspecto austero de la primera mitad del siglo XVII e incorporaron plenamente las tendencias barrocas.
Es el caso de la Iglesia de Nuestra Señora de Montserrat, que forma parte del convento homónimo Fue trazada en el año 1668 por el arquitecto Sebastián Herrera Barnuevo, si bien su proyecto fue transformado por Gaspar de la Peña, Juan de Torija, Pedro de la Torre, Francisco Aspur y Pedro de Ribera, que intervinieron, en diferentes fases, hasta la conclusión del conjunto en 1720. El edificio destaca por su exterior profusamente ornamentado, en especial la torre que flanquea uno de sus lados, con abundantes motivos naturalistas en su parte superior y alrededor de los vanos.
El gusto por las formas también está presente en la Iglesia de las Calatravas (1670–1678), situada en la calle de Alcalá. Se debe a un diseño de fray Lorenzo de San Nicolás, terminado por Isidro Martínez y Gregorio Garrote. Presenta planta de cruz latina y, en su crucero, se alza una cúpula con tambor de ocho vanos, cuatro abiertos y cuatro cegados. La capilla mayor está adornada con un retablo de José Benito de Churriguera, realizado en tiempos de Felipe V.
Del Monasterio del santísimo Sacramento, fundado por Cristóbal Gómez de Sandoval en la época de Felipe IV, sólo se conserva su iglesia, actual Catedral Arzobispal Castrense. El templo se construyó con Carlos II, entre 1671 y 1744, a partir de un proyecto firmado por Francisco Bautista, Manuel del Olmo y Bartolomé Hurtado García.
Su fachada, labrada en sillares de granito, se estructura en tres niveles horizontales y está rematada por un frontón circular. La decoración exterior consiste en diferentes molduras que recorren los vanos, con motivos naturales, y en un relieve dedicado a san Benito y san Bernardo, instalado en el nivel intermedio.

Pese a las corrientes barrocas del momento, el Convento de las Comendadoras de Santiago se aproxima más al arquetipo arquitectónico de la primera mitad del reinado de Felipe IV, caracterizado por su sobriedad. El edificio, que empezó a construirse en 1667, destaca por su iglesia, de planta de cruz griega, fachada inspirada en el modelo del Real Monasterio de la Encarnación y torres con chapiteles herrerianos en los lados.

jueves, 21 de mayo de 2015

FELIPE IV

Arquitectura religiosa.
La arquitectura religiosa del reinado de Felipe IV presenta dos fases, coincidentes con los procesos evolutivos que se dieron en el arte barroco español a lo largo del siglo XVII.
En la primera mitad, se mantuvo la austeridad geométrica y espacial, arrastrada del estilo herreriano, con escasos y calculados motivos ornamentales, salvo en los interiores, que, en clara contraposición, aparecían profusamente decorados. En la segunda mitad del siglo, el gusto por las formas favoreció un progresivo alejamiento del clasicismo y la incorporación de motivos naturalistas en las fachadas.
Dentro de la primera corriente, que puede ser denominada como barroco clasicista, se encuentran la Colegiata de San Isidro, la Ermita de San Antonio de los Portugueses y el Convento de San Plácido.
La Colegiata de San Isidro (1622–1664) fue fundada como iglesia del antiguo Colegio Imperial,33 situado dentro del mismo complejo. El templo se debe a un proyecto del hermano jesuita Pedro Sánchez de hacia 1620, iniciándose su construcción en 1622. A su muerte, en 1633, se hará cargo de la obra el hermano Francisco Bautista junto con Melchor de Bueras. Es de planta de cruz latina y destaca por su fachada monumental, realizada en piedra de granito y flanqueada por dos torres en los lados. Fue la catedral provisional de Madrid desde 1885 hasta 1993.
Propiedad: www.wikipedia.org
Fachada Colegiata de San Isidro
La Ermita de San Antonio de los Portugueses estuvo ubicada en una isla artifical, en medio de un estanque lobulado, dentro de los Jardines del Buen Retiro. Fue edificada entre 1635 y 1637 por Alonso Carbonel y derribada en 1761, para levantar, sobre su solar, la Real Fábrica de Porcelana de la China, igualmente desaparecida. Su torre cuadrangular, rematada con chapitel herreriano, y su suntuosa portada, configurada por cuatro grandes columnas de mármol blanco y capiteles de mármol negro, eran sus elementos más notables.
El edificio actual del Convento de San Plácido, obra de Lorenzo de San Nicolás, data de 1641. La decoración interior es la parte más sobresaliente y en él se conserva un Cristo yacente de Gregorio Fernández.
Conforme fue avanzando el siglo XVII, los exteriores sobrios fueron perdiendo vigencia y se impuso un estilo plenamente barroco, sin apenas concesiones al clasicismo. Esta evolución puede apreciarse en la ya citada Casa de la Villa, que, dado su prolongado proceso de construcción (el diseño se hizo en 1629 y el edificio se terminó en 1696), fue incorporando diferentes elementos ornamentales en su fachada clasicista, acordes con las nuevas tendencias.
La Capilla de San Isidro ejemplifica el apogeo del barroco. Fue construida como un anejo de la iglesia de origen medieval de San Andrés para albergar los restos mortales de san Isidro. La primera piedra se puso en 1642, a partir de un proyecto de Pedro de la Torre. En 1657, José de Villarreal realizó un segundo proyecto, cuyas obras fueron inauguradas por Felipe IV y su esposa Mariana de Austria en un acto institucional. Fue terminada en 1699.
Junto a la basílica neoclásica de San Francisco el Grande (siglo XVIII), se halla la Capilla del santo Cristo de los Dolores para la Venerable Orden Tercera de San Francisco (1662–1668), realizada por el arquitecto Francisco Bautista. En su interior sobresale la decoración barroca, con especial mención al baldaquino, hecho en maderas, jaspes y mármoles, donde se guarda la talla del Cristo de los Dolores.
El Convento de Nuestra Señora de la Concepción o de las Góngoras es otro ejemplo del barroco madrileño. Debe su nombre a Juan Jiménez de Góngora, ministro del Consejo de Castilla, quien procedió a su creación, por encargo directo del rey, como ofrenda por el nacimiento de su hijo Carlos (a la postre Carlos II). Fue inaugurado en 1665 y ampliado en 1669, según un proyecto de Manuel del Olmo.
Dentro del capítulo de arquitectura religiosa, también hay que destacar la reconstrucción de la iglesia medieval de San Ginés, llevada a cabo, a partir de 1645, por el arquitecto Juan Ruiz. Es de planta de cruz latina, de tres naves, con crucero y cúpula.
Escultura.
www.pueblos-espana.org
Fuente de Orfeo
Las numerosas fundaciones religiosas llevadas a cabo con Felipe IV generaron una importante actividad escultórica, destinada a la realización de tallas y retablos. Hacia 1646 se estableció en la Corte Manuel Pereira, a quien se debe el retablo de la Iglesia de San Andrés, desaparecido durante la Guerra Civil, y la estatua de San Bruno, considerada una de sus obras maestras, que se conserva en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Fuera del ámbito religioso, la producción escultórica se desarrolló a través de dos vías: la ornamentación de calles y plazas, mediante la construcción de fuentes artísticas (es el caso de la Fuente de Orfeo, diseñada por Juan Gómez de Mora y terminada en 1629), y los encargos reales, entre los que sobresale la estatua ecuestre de Felipe IV (1634–1640).
Se trata de las primera escultura a caballo del mundo en la que éste se sostiene únicamente sobre sus patas traseras. Es obra de Pietro Tacca, quien trabajó sobre unos bocetos hechos por Velázquez y, según la tradición, contó con el asesoramiento científico de Galileo Galilei. Conocida como el caballo de bronce, estuvo inialmente en el Palacio del Buen Retiro y, en tiempos de Isabel II, fue trasladada a la Plaza de Oriente, su actual ubicación.
Urbanismo.
En el terreno urbanístico, Felipe IV ordenó la construcción de una cerca alrededor del casco urbano, mediante la cual quedaron establecidos los nuevos límites de la villa, tras los procesos expansivos de los periodos anteriores. Desde la fundación de Madrid en el siglo IX, había sido costumbre cercar el caserío, bien con una finalidad defensiva (murallas musulmana y cristiana), bien para el control fiscal de los abastos e inmigración (cerca medieval de los arrabales y Cerca de Felipe II).
La Cerca de Felipe IV provocó varios efectos en el desarrollo urbano: por un lado, impidió la expansión horizontal de Madrid hasta bien entrado el siglo XIX, cuando fue demolida y pudieron acometerse los primeros ensanches; y, por otro, favoreció un cierto crecimiento vertical, dando lugar a las corralas, viviendas dispuestas en varias alturas y organizadas en corredera, alrededor de un gran patio común.
De la citada cerca, realizada en ladrillo y mampostería, aún se mantienen en pie algunos restos, como los situados en la Ronda de Segovia, en los alrededores de la Puerta de Toledo.
El Puente de Toledo es otro de los proyectos urbanísticos impulsados por el rey. Su función era enlazar directamente el casco urbano con el camino de Toledo, salvando el río Manzanares por la parte suroccidental de la ciudad. Fue construido por José de Villarreal entre 1649 y 1660, a partir de un proyecto de Juan Gómez de Mora.

El puente quedó destruido en una riada y en 1671, durante el reinado de Carlos II, se levantó uno nuevo, que también desapareció por los mismos motivos. La estructura definitiva que ha llegado a la actualidad corresponde al primer tercio del siglo XVIII y es obra de Pedro de Ribera.