sábado, 23 de mayo de 2015

EL BARROCO

En 1601, Felipe III, siguiendo los consejos de su valido, el duque de Lerma, ordena el traslado de la corte a Valladolid, donde permanece cinco años, con lo que en 1606 vuelve a Madrid. Tras este regreso, Felipe III toma algunas decisiones que serían significativas en el aspecto futuro de la ciudad: en 1616 ordena la construcción de la Plaza Mayor y en 1618 adquiere y amplia con jardines y fuentes los terrenos que actualmente conforman los Jardines del Retiro.
Su hijo y sucesor, Felipe IV, manda construir, en 1625, la cuarta muralla de Madrid, que se mantendrá hasta mediados del siglo XIX. Durante su reinado, la villa vivió un excepcional período de esplendor cultural, con la presencia de genios de la talla de Cervantes, Quevedo, Góngora, Velázquez, Lope de Vega o Calderón de la Barca.
Propiedad: www.wikipedia.org
Monasterio de la Encarnación
Durante la dinastía de los Habsburgo la villa sufre una transformación fundamental. El núcleo, medieval, alrededor de la actual calle de Segovia, es trasladado hacia las cercanías del renovado Alcázar y son construidos todos los edificios necesarios para la administración de la Monarquía Hispánica: la Ceca (en la actual plaza de Oriente), el Palacio de los Consejos (actual Capitanía General), la Cárcel de Corte (actual palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores), etc. También se multiplican el número de iglesias parroquiales y capillas, de las cuales han sobrevivido importantes ejemplos como la iglesia de San Cayetano, la Capilla de San Isidro o la iglesia de San Ginés.
Entre los conventos, además de la Encarnación y las Descalzas Reales, se amplía el Monasterio de los Jerónimos y fijan sede en la ciudad la mayor parte de las órdenes religiosas de mayor implantación, como los dominicos (Basílica de Nuestra Señora de Atocha), los franciscanos (actual capilla del Hospital de la Orden Tercera de San Francisco), los jesuitas (Basílica de San Isidro, Colegio Imperial), Convento de las Trinitarias -actual sede del Arzobispado General Castrense-). También se establecen las órdenes militares (Monasterio de las Comendadoras de Santiago, Monasterio de las Calatravas, etc.). Por último, se dota al municipio de una nueva sede, con la construcción del Casa de la Villa (sede antigua del ayuntamiento) en la actual Plaza de la Villa, y diversas dependencias para los gremios en lo que se convertiría en la Plaza Mayor.
Los primeros Borbones y la ilustración.
A la muerte de Carlos II, estalla la Guerra de Sucesión Española, en la que Madrid apoya desde el principio a Felipe de Anjou como a Felipe V. Si bien la ciudad es ocupada en 1706 por los ejércitos angloportugueses, que proclamaron rey al Archiduque Carlos de Austria con el nombre de Carlos III, y nuevamente en 1710, se mantuvo fiel a Felipe V (tras su segunda entrada en Madrid, el archiduque Carlos hizo el comentario "esta ciudad es un desierto").
Felipe V comenzará una reforma incipiente del urbanismo de la capital. Las primeras transformaciones urbanas se iniciaron en la periferia suroeste durante el corregimiento del Marqués de Vadillo (1715-1730). Bajo la dirección de Pedro de Ribera, se levantan el Puente de Toledo y su acceso y se planifica la orilla izquierda del Manzanares, donde se levanta la iglesia de la Virgen del Puerto. Al mismo tiempo, se inicia la construcción del Palacio Real, cuyas obras comienzan en 1738 en el solar del antiguo alcázar, destruido por un incencio en 1734 (en cualquier caso, la excesiva austeridad del alcázar no era muy del agrado del rey, acostumbrado a las cortes francesas). La construcción del palacio corrió a cargo de Juan Bautista Sachetti y se prolongó hasta 1764, ya en el reinado de Carlos III, interviniendo en ella los arquitectos Sabatini y Ventura Rodríguez.
Tras las reformas de Fernando VI, que mandó construir el Convento de las Salesas Reales (Madrid), accede al trono Carlos III, que sería conocido como el mejor alcalde de Madrid. Carlos III se propuso hacer de Madrid una capital digna de tal nombre, con la construcción de paseos, la creación de sistemas de alcantarillado e iluminación pública, el pavimentado de calles y la ornamentación de la ciudad con distintos monumentos. Se inicia también la construcción de cementerios en las afueras de la ciudad en lugar de en las iglesias y conventos.
A pesar de ser conocido como uno de los mayores benefactores de Madrid, sus comienzos no fueron del todo tranquilos, puesto que en 1766 tuvo que superar el motín de Esquilache, un estallido tradicionalista instigado por la nobleza y el clero contra los aires renovadores que traía Carlos III que puso como excusa el decreto sobre indumentaria que ordenaba el acortamiento de las capas y la prohibición del uso de los sombreros que ocultasen la cara.
Una institución típicamente ilustrada, la Real Sociedad Económica de Amigos del País (nacida diez años antes en el País Vasco) se funda en su versión madrileña en 1775 con el apelativo Matritense, a iniciativa de Campomanes. Su sede está en la Torre de los Lujanes, frente al ayuntamiento.
Del reinado de Carlos III datan la Basílica de San Francisco el Grande (1761-1770); la Casa de Correos (1766-1768), actual sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid; la Casa Real de la Aduana (1769), actual sede del Ministerio de Hacienda; la Puerta de Alcalá (1769-1778) o el Palacio de Buenavista, actual Ministerio de Defensa (1777).
 Propiedad: www.arteblog-teo.blogspot.com
Plaza Mayor
Otros hitos son la apertura al público del Parque del Buen Retiro (1761); el inicio de las obras del Salón del Prado (1775, posteriormente Paseo del Prado), con las fuentes de Neptuno, Apolo y Cibeles) y el Museo del Prado (1785), cuyo edificio fue concebido en principio como sede del Real Gabinete de Historia Natural. También la reconstrucción del Hospital General (1776, en la actualidad Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía o la creación del Jardín Botánico (1781), sustituyendo al anterior de Migas Calientes. También se activa el proyecto de la Cuesta de San Vicente (1767-1777) y se construye la calle Real.
El reinado de Carlos IV, en medio de los cataclismos que asolan Europa, no es muy significativo para Madrid. El único hecho de mención es el comienzo de la remodelación definitiva de la Plaza Mayor (1790).
La población de la ciudad creció con el progreso y paz vividos desde la llegada al trono de Fernando VI. En 1787 se realiza el primer censo oficial de Madrid, que da fe de la existencia de 156.672 habitantes en la ciudad.

Sin embargo, la ciudad, encorsetada por la cerca de 1625, no crece en consonancia. Esto hizo subir los precios de las viviendas, así como que se edificara en cualquier hueco disponible, aumentando de este modo la insalubridad y el hacinamiento. Aun así, la población más desfavorecida ni siquiera podía aspirar a un mísero cuartucho en el interior de la cerca, por lo que se ve obligada a establecerse fuera de ella. Surgen de esta forma suburbios miserables al sur de la ciudad, como los de Injurias y Peñuelas, y alguno más decente al norte, como el de Chamberí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario