martes, 12 de mayo de 2015

Época prehistórica y romana

Del Cuaternario existen hallazgos arqueológicos que prueban la existencia de población humana en las terrazas de los ríos Manzanares, Jarama y Henares desde el Paleolítico. Muchos de estos lugares son conocidos desde el siglo XIX y actualmente están bajo zonas urbanizadas, aunque, afortunadamente, el Museo Arqueológico Nacional conserva una buena provisión de fondos arqueológicos que están siendo revisados y que corresponden a una decena de yacimientos del Paleolítico Inferior y Medio.3 Además, el control de las obras y de las explotaciones de áridos ha permitido descubrir lugares relativamente bien conservados.

Ya en el periodo histórico, no existen evidencias de que existiera ningún poblamiento de entidad dentro del actual término municipal durante las épocas romana y visigoda. No obstante, sí que existen rastros de la existencia de poblamiento disperso.7 8 La vieja creencia de que el arroyo Meaques, en la Casa de Campo, pudo ser la venta romana (en latín, mansio) llamada Miaccum, situada sobre la vía que unía Titulcia con Segovia, está hoy desechada. El poblamiento romano identificado hasta ahora apunta a varias villae o casas de campo señoriales más o menos próximas al río Manzanares, en puntos como Ciudad Universitaria, puentes de los Franceses y de Segovia, Puerta del Ángel y Camino del Robledal. Conocidas de antiguo son las villae de Villaverde Bajo y la llamada "Quinta de los Carabancheles", ambas con mosaicos (los de la segunda en el Museo Municipal de San Isidro).

Ya a época visigoda se atribuyen los primeros restos de una basílica del periodo hispano-visigodo en el entorno de la iglesia de Santa María de la Almudena y que podría demostrar la evidencia de un asentamiento urbano en ese periodo. Otras muestras arqueológicas de la presencia de una población estable en Madrid son los restos de dos necrópolis visigodas, una en la antigua colonia del Conde de Vallellano —paseo de Extremadura, junto a la Casa de Campo— y otra en Tetuán de las Victorias. También de época visigoda (fechada en el 697) es el primer documento escrito de Madrid: la lápida que se encontraba en el claustro de Santa María de la Almudena probablemente hasta mediados del siglo XIX y que fue recogida por diversos autores durante el siglo XVII.


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