viernes, 29 de mayo de 2015

EL ROMANTICISMO Y LA RESTAURACIÓN (Siglo XIX)

La Guerra de la Independencia, a pesar de los últimos estertores absolutistas del reinado de Fernando VII, alumbró un nuevo país, con un carácter liberal y burgués, abierto a las influencias que venían del resto de Europa. Madrid, la capital de España, experimenta como ninguna otra ciudad las transformaciones originadas por esta apertura y se llena de teatros, cafés y periódicos. Es el Madrid romántico, alterado frecuentemente por brotes revolucionarios y pronunciamientos, como por ejemplo el de Vicálvaro de 1854, dirigdo por el general O'Donnell y con el que se inicia el bienio progresista.
Propiedad: Pedro Francisco
Piano de Epoca
Pero no son solo cafés y teatros los que van cambiando la fisonomía de la ciudad. En 1836 se crea la Universidad Central, nacida como resultado del traslado definitivo de la antigua Universidad de Alcalá a la capital. En 1850 se inaugura el palacio de las Cortes, actual Congreso de los Diputados y el 9 de febrero de 1851 el ferrocarril Madrid-Aranjuez, el segundo tramo de la península. Hacia 1858 el suministro de agua de la capital se racionaliza, construyéndose el Canal de Isabel II, el cual trae el agua del Lozoya a Madrid.
Por lo que se refiere al trazado de la ciudad, Madrid no sufrió ninguna transformación significativa hasta mediados del siglo XIX, época en que se demolieron conventos y se abrieron nuevas calles y plazas, a raíz de la desamortización de Mendizábal (1834-1855). El primer crecimiento significativo de la ciudad se produjo hacia 1860, cuando la burguesía consiguió la demolición de la cerca de Felipe IV, gracias al plan Castro y la realización de los ensanches. A partir de la restauración de Alfonso XII, la ciudad va adquiriendo otro carácter, reflejado en las novelas y escritos de Pérez Galdós y Baroja. Madrid superaba ya los 400.000 habitantes y, como consecuencia de la expansión de la ciudad, empiezan a crearse los primeros medios de transporte público. En 1871 se abren las primeras líneas de tranvía, que unen la Puerta del Sol con los barrios más alejados del centro.
Propiedad: Pedro Francisco
Reloj de Mesa de Epoca
Aun así, a principios del siglo XX Madrid conservaba todavía más trazos propios de una antigua villa que de una ciudad moderna. Durante el primer tercio del siglo XX la población casi se duplica, llegando a superar los 950.000 habitantes. La necesidad de infraestructuras que dicho crecimiento trajo consigo fomentaron la absorción, siguiendo las vías de comunicación radiales, de distintos núcleos de población hasta entonces independientes de la capital: hacia el suroeste los Carabancheles (Alto y Bajo); hacia el norte, Chamartín de la Rosa; por la carretera de Valencia, Vallecas; por la carretera de Aragón, Vicálvaro y Canillejas; y por la carretera de Burgos, Fuencarral. Nuevos arrabales como las Ventas, Tetuán o el Carmen, daban acogida al recién llegado proletariado, mientras en los ensanches se instalaba la burguesía madrileña.
Este comienzo de siglo es una época de auge del terrorismo anarquista. El 31 de mayo de 1906 Alfonso XIII contraía matrimonio con Victoria Eugenia de Battenberg. Cuando la comitiva se disponía a salir de la calle Mayor, el anarquista Mateo Morral, desde el número 88, arroja una bomba camuflada en un ramo de flores. La pareja real resulta ilesa pero la explosión provoca una masacre alrededor de la carroza. En 1912, el anarquista Manuel Pardiñas asesina de tres disparos ante la librería San Martín, en plena Puerta del Sol, al presidente del gobierno, José Canalejas.

Los años 1920 fueron años de prosperidad, reflejados en la apertura, con el fin de descongestionar el casco antiguo, de la Gran Vía (véase: Historia de la Gran Vía); en el proyecto de urbanismo moderno del ingeniero urbanista Arturo Soria, la Ciudad Lineal; o en la extensión del ferrocarril metropolitano, cuyo primer tramo (Sol-Cuatro Caminos) se había inaugurado en 1919.

Citas Célebres:
"Ser celoso es el colmo del egoísmo, es el amor propio en defecto, es la irritación de una falsa vanidad." 
“Servid cien veces, negaos una, y nadie se acordará más que de vuestra negativa. “
“Es más fácil amar a la humanidad en general que al vecino.” 
"Me ató a sus brazos, con placer tan fuerte, que, como vez, ni aun muerta me abandona." 
“Para obrar, el que da debe olvidar pronto, y el que recibe, nunca.” 
“Yo creo que es mejor pensar que Dios no acepta sobornos.” 
“La injusticia hecha a uno sólo es una amenaza dirigida a todos.” 
“Quien sólo busca el aplauso de los demás, pone su felicidad en manos ajenas.” 
“No son los ojos los que ven, sino que nosotros vemos por medio de los ojos.” 
“El lujo de ser mejores que los demás hay que pagarlo: la sociedad exige un tributo que ha de pagarse en tiras de pellejo.” 

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