Regreso a España.
En mayo de 1581 Cervantes se trasladó a Portugal, donde se
hallaba entonces la corte de Felipe II, con el propósito de encontrar algo con
lo que rehacer su vida y pagar las deudas que había hecho su familia para
rescatarle de Argel. Le encomendaron una comisión secreta en Orán, puesto que él
tenía muchos conocimientos de la cultura y costumbres del norte de África. Por
ese trabajo recibió 50 escudos. Regresó a Lisboa y a finales de año volvió a
Madrid. En febrero de 1582, solicita un puesto de trabajo vacante en las
Indias, sin conseguirlo. En estos años, el escritor tiene relaciones amorosas
con Ana Villafranca (o Franca) de Rojas, la mujer de Alonso Rodríguez, un
tabernero. De la relación nació una hija que se llamó Isabel de Saavedra, que
él reconoció.
El 12 de diciembre de 1584, contrae matrimonio con Catalina
de Salazar y Palacios en el pueblo toledano de Esquivias. Catalina era una
joven que no llegaba a los veinte años y que aportó una pequeña dote. Se supone
que el matrimonio no sólo fue estéril, sino un fracaso. A los dos años de casados,
Cervantes comienza sus extensos viajes por Andalucía.
Es muy probable que entre los años 1581 y 1583 Cervantes
escribiera La Galatea, su primera obra literaria en volumen y trascendencia. Se
publicó en Alcalá de Henares en 1585. Hasta entonces sólo había publicado
algunas composiciones en libros ajenos, en romanceros y cancioneros, que
reunían producciones de diversos poetas.
La Galatea apareció dividida en seis libros, aunque sólo
escribió la «primera parte». Cervantes prometió continuar la obra; sin embargo,
jamás llegó a imprimirse. En el prólogo la obra es calificada como «égloga» y
se insiste en la afición que Cervantes ha tenido siempre a la poesía. Se trata
de una novela pastoril, género que había establecido en España la Diana, de
Jorge de Montemayor. Aún se pueden observar las lecturas que realizó cuando fue
soldado en Italia.
El matrimonio con su esposa no resultó. Se separó de la
misma a los dos años, sin haber llegado a tener hijos. Cervantes nunca habla de
su esposa en sus muchos textos autobiográficos, a pesar de ser él quien estrenó
en la literatura española el tema del divorcio, entonces imposible en un país
católico, con el entremés El juez de los divorcios. Se supone que el matrimonio
fue infeliz, aunque en ese entremés sostiene que «más vale el peor concierto /
que no el divorcio mejor».
Últimos años.
En 1587, viaja a Andalucía como comisario de provisiones de
la Armada Invencible. Durante los años como comisario, recorre una y otra vez
el camino que va de Madrid a Andalucía, pasando por Toledo y La Mancha (actual
Ciudad Real). Ese es el itinerario de Rinconete y Cortadillo.
Se establece en la ciudad de Sevilla el 10 de enero de 1588,
desde donde recorrerá pueblos como Estepa, Arahal, Marchena y La Puebla de
Cazalla recogiendo productos como aceituna, trigo y cebada como comisario de
abastos de los barcos reales y, a partir de 1594, será recaudador de impuestos
atrasados (tercias y alcabalas), empleo que le acarreará numerosos problemas y
disputas, puesto que era el encargado de ir casa por casa recaudando impuestos,
que en su mayoría iban destinados a cubrir las guerras en las que estaba
inmiscuida España. Es encarcelado en 1597 en la Cárcel Real de Sevilla, entre
septiembre y diciembre de ese año, tras la quiebra del banco donde depositaba la
recaudación. Supuestamente Cervantes se había apropiado de dinero público y
sería descubierto tras ser encontradas varias irregularidades en las cuentas
que llevaba. En la cárcel «engendra» Don Quijote de la Mancha, según el prólogo
a esta obra. No se sabe si con ese término quiso decir que comenzó a escribirlo
mientras estaba preso o, simplemente, que se le ocurrió la idea allí.
El otro encarcelamiento documentado de Cervantes fue muy
breve, en Castro del Río (Córdoba) en 1592. No consta que haya estado nunca en
la cueva de Medrano, en Argamasilla de Alba. En 1604 se instala en Valladolid
(por aquel entonces Corte Real —desde 1601— de Felipe III), y en 1605 publica
la primera parte de la que será su principal obra: El ingenioso hidalgo don
Quijote de la Mancha. Ello marcó el comienzo del realismo como estética
literaria y creó el género literario de la novela moderna, la novela
polifónica, de amplísimo influjo posterior, mediante el cultivo de lo que llamó
«una escritura desatada» en la que el artista podía mostrarse «épico, lírico,
trágico, cómico» en el crisol genuino de la parodia de todos los géneros. La
segunda parte no aparece hasta 1615: El ingenioso caballero don Quijote de la
Mancha.
Ambas obras le ganan un puesto en la historia de la
literatura universal y convierten a su autor, junto con Dante Alighieri,
William Shakespeare, Michel de Montaigne y Goethe en un autor canónico de la
literatura occidental. Un año antes, aparece publicada una apócrifa
continuación de Alonso Fernández de Avellaneda. Una novela escrita, al parecer,
por un discípulo y amigo de Lope de Vega de origen aragonés o por un grupo de
amigos de Lope.
Entre las dos partes del Quijote aparecen en 1613 las
Novelas ejemplares, un conjunto de doce narraciones breves, compuestas algunas
de ellas muchos años antes. Su fuente es propia y original. En ellas explora
distintas fórmulas narrativas como la sátira lucianesca (El coloquio de los
perros), la novela picaresca (Rinconete y Cortadillo), la miscelánea (El
licenciado vidriera), la novela bizantina (La española inglesa, El amante
liberal) o, incluso, la novela policíaca (La fuerza de la sangre). De algunas
de ellas, como por ejemplo El celoso extremeño, se conserva una segunda
redacción testimoniada por el manuscrito llamado de Porras de la Cámara,
descubierto en el siglo XIX. Sólo esta colección de novelas habría podido en sí
misma haberle creado un puesto muy destacado en la historia de la literatura
castellana.
Un año después de su muerte, aparece la novela Los trabajos
de Persiles y Sigismunda, cuya dedicatoria a Pedro Fernández de Castro y
Andrade, VII Conde de Lemos, su mecenas durante años, y a quien están también
dedicadas la segunda parte del Quijote y las Novelas ejemplares, y que firmó
apenas dos días antes de morir.
Persiles es una novela bizantina que, según el autor,
pretendía competir con el modelo clásico griego de Heliodoro; tuvo éxito, pues
conoció algunas ediciones más en su época, pero fue olvidada y oscurecida por
el triunfo indiscutible de su Don Quijote. Cervantes utiliza un grupo de
personajes como hilo conductor de la obra, en vez de dos. Anticipa, además, el
llamado realismo mágico dando entrada a algunos elementos fantásticos. En
cierto modo, cristianiza el modelo original utilizando el tópico del homo
viator, alcanzándose el clímax al final de la obra con la anagnórisis de los
dos enamorados principales, llamados hasta entonces Periandro y Auristela, en
la ciudad santa de Roma.
Citas Célebres:
“Ojo por ojo y el mundo acabara ciego.”
“Un hombre con una idea nueva es un loco hasta
que la idea triunfa.”
“La inteligencia de una persona nunca se puede
juzgar, nunca se acaba de conocer a una persona. “
“La persona inteligente se recupera de un
fracaso, la que no lo es nunca se recupera de un éxito.”
“La tontería se pone delante para ser vista,
la inteligencia detrás para observar... “
“Eres inteligente cuando ves más allá de la
puerta de tu casa...”
“Solo en la agonía de despedirnos somos
capaces de comprender la profundidad de nuestro amor
“Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no
todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.”
“Confía en el tiempo, que suele dar dulces
salidas a muchas amargas dificultades.”
“La senda de la virtud es muy estrecha y el
camino del vicio, ancho y espacioso.”
“Si los celos son señales de amor, es como la
calentura en el hombre enfermo, que el tenerla es señal de tener vida, pero
vida enferma y mal dispuesta.”
“La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre
anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua.”
“Puede haber amor sin celos, pero no sin
temores.”
“Más vale la pena en el rostro que la mancha
en el corazón.”
“La buena y verdadera amistad no debe ser
sospechosa en nada.”
“El maestro que intenta enseñar sin inspirar
en el alumno el deseo de aprender está tratando de forjar un hierro frío.”
“La primera tarea de la educación es agitar la
vida, pero dejarla libre para que se desarrolle.”
“La mayor declaración de amor es la que no se
hace; el hombre que siente mucho, habla poco.”
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