El Monumento a Azorín data de 1967 y es obra
de Agustín de la Herrán. Este famoso escultor nace en Bilbao el 7 de abril de
1932. Precoz como escultor, estudia Derecho en Deusto y Salamanca, antes de
trasladarse en 1955 a Barcelona, para estudiar en la Escuela de Bellas Artes de
Sant Jordi, con el escultor Federico Marés y, ya en 1957, a Madrid. Autor
realista, destaca sobre manera por su escultura religiosa, el retrato y la
medallística. Tiene una obra pública extensísima y repartida por varios
continentes entre la que destaca por su monumentalidad (32 metros de altura) la
Virgen de Quito, Ecuador, pero donde no quedan desmerecidas las obras dedicadas
a diversos animales, sus desnudos.
José Augusto Trinidad Martínez Ruiz, más
conocido por su seudónimo Azorín (Monóvar, Alicante, 8 de junio de 1873 –
Madrid, 2 de marzo de 1967), fue un novelista español, además de ensayista,
dramaturgo y crítico literario.
Biografía.
Su padre era natural de Yecla, Murcia, y
militaba en el Partido Liberal-Conservador (llegó a ser alcalde, diputado y
seguidor de Francisco Romero Robledo). Ejercía de abogado en Monóvar y poseía
una importante hacienda. Su madre había nacido en Petrer. Era una familia
tradicional burguesa y acomodada. Azorín fue el mayor de nueve hermanos.
Estudió bachillerato interno durante ocho años en el colegio de los Escolapios
de Yecla, etapa que refleja en sus dos primeras novelas, de fuerte contenido
autobiográfico. De 1888 a 1896 cursó derecho en Valencia, donde se interesa por
el krausismo y el anarquismo y se entrega a febriles lecturas literarias y
políticas. Empiezan sus pinitos periodísticos. Usa los seudónimos de Fray José,
en La Educación Católica de Petrer, Juan de Lis en El Defensor de Yecla, etc.
Escribe también en El Eco de Monóvar, El Mercantil Valenciano e incluso en El
Pueblo, periódico de Vicente Blasco Ibáñez. Casi siempre hace crítica teatral
de obras de fuerte contenido social (elogia las obras de Ángel Guimerá y Benito
Pérez Galdós o el Juan José de Joaquín Dicenta) y ya refleja sus inclinaciones
anarquistas. Traduce el drama La intrusa de Maurice Maeterlinck, la conferencia
del francés A. Hamon De la patria o Las prisiones del príncipe Kropotkin. En
1895 Azorín publica dos ensayos, Anarquistas literarias y Notas sociales, en
las que presenta al público las principales teorías anarquistas.
Se examinó en Granada y Salamanca, pero fue
más estudiante que estudioso y más atento a las tertulias, al periodismo, al
teatro, a la literatura y a los toros que a las leyes. Llegado el 25 de
noviembre de 1896 a Madrid para seguir sus estudios, se inició en medio de
grandes privaciones en el periodismo republicano (El País (1896), de donde le
echaron; El Progreso (1897), periódico de Alejandro Lerroux), recibiendo sólo
el apoyo de Leopoldo Alas en uno de sus Paliques, donde trabajó como crítico,
bajo los seudónimos de Cándido, en honor a Voltaire, Ahrimán, el dios persa de
la destrucción, Charivari y Este, entre otros. Poco a poco su nombre fue
apareciendo cada vez más en revistas y periódicos importantes: Revista Nueva,
Juventud (firmando con Baroja y Maeztu como grupo de los Tres), Arte Joven, El
Globo, Alma Española, España, El Imparcial, ABC. Al mismo tiempo va publicando
folletos y libros. Escribe una trilogía de novelas autobiográficas donde ya
utiliza su definitivo seudónimo, «Azorín», que empezó a usar en 1904: La
voluntad, Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo.
A partir de 1905 el pensamiento y la
literatura de Azorín están ya instalados en el conservadurismo. Comienza a
colaborar en ABC donde participó activamente en la vida política. Antonio
Maura, y sobre todo el ministro Juan de la Cierva y Peñafiel, se convierten en
sus máximos valedores. Entre 1907 y 1919 fue cinco veces diputado y dos breves
temporadas (en 1917 y 1919) subsecretario de Instrucción Pública. Tenía ya una
larga trayectoria en la prensa madrileña cuando se incorporó a La Vanguardia
como crítico literario. Gracias al empeño del director Miquel dels Sants
Oliver, Azorín publicó, en este rotativo, cerca de 200 artículos entre 1914 y
1917. No es de extrañar que un conspicuo representante de la cultura castellana
publicara en las páginas de un diario barcelonés como La Vanguardia, ya que
Barcelona fue la capital donde se impulsó y se dio a conocer, según los
estudiosos, la generación del 98.
Viajó incansablemente por España y ahondó en
la lectura de los clásicos del Siglo de Oro. El directorio militar de Primo de
Rivera enfrió la actividad pública de Azorín, quien se negó a aceptar cargos
políticos de manos del dictador. En 1924 fue elegido miembro de la Real
Academia Española.
Cuando estalló la Guerra Civil huyó del Madrid
del Frente Popular y con su esposa, Julia Guinda Urzanqui, se refugió en
Francia. Terminada la contienda, pudo regresar a España gracias a la ayuda que al
efecto recibió del entonces ministro del Interior, Ramón Serrano Suñer, a quien
años más tarde (1955) dedicó Azorín «con viva gratitud» su obra El pasado
(Biblioteca Nueva, Madrid).
En 1946 se le otorgó la Gran Cruz de la Orden
Civil de Alfonso X el Sabio.
En sus últimos años se mostró apasionado y
asiduo espectador cinematográfico.
Citas Célebres:
"Los
hombres engañan más que las mujeres; las mujeres, mejor."
“La obra
maestra es un hijo que no se bautiza hasta después de la muerte del padre.”
“Un hombre
que no sabe ser un buen padre, no es un auténtico hombre.”
“El juego es
hijo de la avaricia, pero también padre del despilfarro.”
“Sólo la
inteligencia se examina a sí misma.”
“Ser humano
significa sentirse inferior.”
"Cualquiera
puede simpatizar con las penas de un amigo; simpatizar con sus éxitos requiere
una naturaleza delicadísima."
“El mundo
está lleno de estadistas a quienes la democracia ha degradado convirtiéndoles
en políticos.”
“No basta saber, se debe también aplicar. No es
suficiente querer, se debe también hacer.”
“Bueno es
tener la alegría en casa y no haber menester de buscarla fuera.”
“Cierto que en el mundo de los hombres nada hay
necesario, excepto el amor.”
“Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en
vano.”
“El hombre feliz es aquel que siendo rey o
campesino, encuentra paz en su hogar.”
“El mal está sólo en tu mente y no en lo externo.
La mente pura siempre ve solamente lo bueno en cada cosa, pero la mala se
encarga de inventar el mal.”
“Estar preocupado es ser inteligente, aunque de
un modo pasivo. Sólo los tontos carecen de preocupaciones.”
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